La incertidumbre se cierne sobre el estado de salud del actor Manuel Masalva, quien lleva ya una semana en coma inducido en un hospital de Dubái. Una peligrosa bacteria, aún sin identificar completamente, ha puesto en jaque la vida del joven histrión, quien se encontraba disfrutando de unas merecidas vacaciones cuando la enfermedad lo atacó. El panorama es delicado, según confirma una fuente cercana al actor, quien, si bien destaca la estabilidad actual de Manuel dentro de la gravedad del caso, admite que la situación continúa siendo crítica y que aún no se puede cantar victoria. "Sigue estando en una línea muy delgada", declara con preocupación.

La bacteria, altamente agresiva, ha mantenido en vilo a familiares y amigos durante días. Sin embargo, un rayo de esperanza ilumina el sombrío escenario: el cerebro de Manuel se encuentra bien. Este dato, confirmado por la misma fuente, abre la posibilidad de una recuperación, sobre todo ahora que los médicos han logrado ubicar el foco de la infección y ya aplican un tratamiento específico para combatir la bacteria. La expectativa se centra en la efectividad de los medicamentos en las próximas horas, un periodo crucial para determinar la evolución del actor.

El misterio rodea el origen de la infección. Manuel, quien había estado previamente en Filipinas, comenzó a sentir las primeras molestias al llegar a Dubái. Fiebre y un dolor agudo en la cadera fueron los síntomas iniciales, que rápidamente evolucionaron hasta impedirle caminar. Las hipótesis apuntan a diversas posibilidades: la comida, el agua, o incluso las partículas del aire en alguno de los dos países visitados. La falta de información precisa sobre el tipo de bacteria dificulta determinar con certeza la fuente de la infección.

La fuente cercana al actor relata la angustia vivida durante los primeros días de la enfermedad. Manuel les comunicó a sus amigos que debía ser operado de emergencia de la cadera debido a una fuerte infección. En ese momento, la bacteria aún no había sido identificada, lo que aumentaba la incertidumbre y la preocupación. La distancia geográfica añade otra capa de dificultad a la situación, limitando el acceso a información detallada y la posibilidad de acompañar al actor en estos momentos tan difíciles.

Ahora, la espera se convierte en la protagonista de esta historia. Familiares, amigos y seguidores del actor se aferran a la esperanza de una pronta recuperación, mientras los médicos en Dubái luchan contra reloj para erradicar la bacteria y devolverle la salud a Manuel Masalva. Cada hora, cada avance en el tratamiento, se recibe como un triunfo en esta batalla contra una enfermedad invisible y agresiva. La comunidad artística y el público en general se unen en un deseo común: ver a Manuel de nuevo en los escenarios, con la misma energía y talento que lo caracterizan.