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14 de abril de 2025 a las 23:05

Trump vs. Autos Mexicanos: ¿Adiós a la Industria?

La incertidumbre vuelve a reinar en el tablero del comercio internacional. Las declaraciones del presidente Trump sobre posibles exenciones arancelarias para el sector automotriz, si bien buscan aliviar la presión sobre las compañías, abren un nuevo capítulo en la ya compleja saga de su política comercial. Recordemos que, en los últimos meses, hemos sido testigos de un auténtico vaivén de anuncios, imposiciones, suspensiones y exenciones que han mantenido en vilo a empresas y consumidores por igual. Desde los aranceles a Canadá y México, posteriormente pospuestos y en gran medida levantados, hasta los gravámenes "recíprocos" a una larga lista de países, incluyendo potencias económicas como Japón y la Unión Europea, la estrategia de Trump ha sido, cuanto menos, impredecible.

Este nuevo anuncio de posibles exenciones para el sector automotriz, justificado por la necesidad de dar tiempo a las empresas para reconfigurar sus cadenas de suministro, plantea interrogantes cruciales. ¿A qué empresas se aplicarán estas exenciones? ¿Bajo qué criterios se otorgarán? ¿Se trata de una medida temporal o de un cambio de rumbo más permanente? La falta de detalles concretos alimenta la incertidumbre y dificulta la planificación estratégica de las empresas afectadas. Si bien la flexibilidad que Trump reivindica puede ser interpretada como una virtud en la negociación, en el contexto actual genera más bien confusión y desconfianza.

La mención a Apple y a su CEO, Tim Cook, sin ofrecer detalles sobre posibles exenciones para la compañía, añade otra capa de complejidad al escenario. ¿Se trata de una señal de que otras industrias podrían beneficiarse de un trato similar al del sector automotriz? ¿O es simplemente una táctica de negociación para presionar a las empresas a trasladar su producción a Estados Unidos?

Mientras tanto, la sombra de nuevos aranceles, como los anunciados para el sector de semiconductores, se cierne sobre la economía global. Este tipo de medidas, en un mundo interconectado como el actual, tiene el potencial de generar un efecto dominó, impactando no solo a las empresas directamente afectadas, sino también a una amplia gama de industrias que dependen de estos componentes esenciales.

La insistencia de Trump en que los aranceles son la herramienta adecuada para revitalizar la industria americana y generar empleo choca con la creciente preocupación de expertos y legisladores, incluso dentro de su propio partido, sobre el impacto inflacionario de estas medidas. El aumento en los costos de importación, que según algunos estudios podría llegar al 15% en ciertos sectores, inevitablemente se trasladará a los precios al consumidor, erosionando el poder adquisitivo de las familias y poniendo en riesgo la estabilidad económica.

En definitiva, la política arancelaria de Trump sigue siendo un enigma. Un juego de ajedrez geopolítico en el que las piezas se mueven constantemente, generando incertidumbre y volatilidad en los mercados. Solo el tiempo dirá si esta estrategia, en la que la flexibilidad y la imprevisibilidad son las principales armas, logrará los objetivos que se ha propuesto o si, por el contrario, terminará perjudicando a la propia economía estadounidense.

Fuente: El Heraldo de México