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14 de abril de 2025 a las 23:25

Secta rusa en Argentina: La clave fue un parto

La trama se despliega como una película de suspenso. Una joven rusa de 22 años, a punto de dar a luz, llega al Hospital Zonal de Bariloche en un estado de evidente nerviosismo. Las dos mujeres que la acompañan, esquivas y herméticas, se niegan a revelar detalles sobre su identidad o su relación con la parturienta. Este manto de secretismo, sumado a la palpable angustia de la joven, activa de inmediato las alarmas del personal médico. La intuición, afilada por años de experiencia, les dicta que algo anda mal, muy mal. Mientras la joven es sometida a una cesárea de emergencia, la policía recibe una llamada que desencadenará una investigación de alcances internacionales.

La historia que comienza a desentrañarse es escalofriante. Se trata de una red de trata de personas, liderada por Konstantin Rudnev, un personaje enigmático con un pasado turbio y una secta a sus espaldas: Ashram Shambala. El nombre, que evoca imágenes de misticismo y espiritualidad, esconde una realidad siniestra de manipulación, control y abuso. Rudnev, un ex ingeniero mecánico que se autoproclama extraterrestre del sistema Sirio, ha tejido una red de seguidores a través de promesas de salvación y un discurso que mezcla misticismo con delirios de grandeza.

El operativo policial se despliega con la precisión de un reloj suizo. Mientras la joven da a luz en Bariloche, las autoridades allanan la vivienda donde se hospedaba el grupo, descubriendo un escenario que confirma sus sospechas: ventanas tapadas, colchones en el piso, un ambiente claustrofóbico que habla de aislamiento y control. Paralelamente, en los aeropuertos de Bariloche y Buenos Aires, se cierran las redes sobre Rudnev y sus seguidores. El intento de fuga a Sao Paulo es frustrado. En un dramático episodio, Rudnev intenta quitarse la vida, mientras que las mujeres que lo acompañan presentan signos de malnutrición, un reflejo del control extremo que ejercía sobre sus vidas.

Las piezas del rompecabezas comienzan a encajar. Las 131 pastillas de cocaína, el dinero en efectivo en diversas divisas, el teléfono satelital, todo apunta a una organización criminal sofisticada y con amplios recursos. Los celulares incautados revelan un régimen de control draconiano sobre la alimentación del grupo, con ayunos obligatorios impuestos como castigo. Pero el objetivo final de Rudnev, según la fiscalía, era aún más perverso: inscribir al recién nacido con su apellido para obtener la ciudadanía argentina, un pasaporte hacia la libertad de movimiento por América Latina gracias a los convenios bilaterales con países como Brasil.

La historia de Konstantin Rudnev y su secta Ashram Shambala no es nueva. Su historial delictivo se remonta a Rusia, donde fue condenado por violación, actos sexuales violentos, narcotráfico y coacción. Su libro, "El camino del tonto", se convirtió en la herramienta para captar a miles de seguidores, promoviendo la renuncia a la vida familiar y la obediencia ciega a sus designios. Un hombre que se presentaba como un salvador, pero que en realidad era un depredador, aprovechándose de la vulnerabilidad de sus seguidores para tejer una red de control y abuso.

La investigación continúa, con 21 personas bajo la lupa de la justicia y 13 detenidos. El caso de la joven rusa y su bebé, rescataos de las garras de esta secta, pone de manifiesto la importancia de la vigilancia y la colaboración internacional en la lucha contra la trata de personas, un delito que se esconde en las sombras y que se alimenta de la desesperación y la esperanza de un futuro mejor. La justicia argentina, con la colaboración de las autoridades internacionales, trabaja para desmantelar esta red criminal y llevar a sus responsables ante la justicia, enviando un mensaje claro: la impunidad no tiene cabida en un mundo que busca proteger a los más vulnerables.

Fuente: El Heraldo de México