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15 de abril de 2025 a las 02:00
Priscila, embarazada y voleibolista: ¿heroína o imprudente?
La historia de Priscila Heldes, jugadora del Fluminense brasileño, ha trascendido las canchas de voleibol para convertirse en un símbolo de la fuerza y la determinación femenina. A sus 33 años, y con seis meses de embarazo, Heldes decidió continuar compitiendo en la Superliga Femenina, desatando un debate sobre la maternidad y el deporte de alto rendimiento. Su participación en el decisivo partido de cuartos de final contra el Sesi Bauru, aunque culminó con la eliminación de su equipo, la catapultó al centro de la atención mediática. No fue la derrota, sino su visible embarazo y la pasión con la que jugó lo que cautivó al público y generó una ola de reacciones en redes sociales y medios de comunicación. La imagen de Heldes, con su prominente barriga bajo el uniforme del Fluminense, resonó con fuerza en un mundo deportivo a menudo dominado por narrativas masculinas.
Más allá del resultado deportivo, la decisión de Heldes de continuar jugando ha abierto un importante diálogo sobre los límites y las posibilidades del cuerpo femenino. Para muchas mujeres, su historia representa un ejemplo inspirador de perseverancia y empoderamiento, una demostración de que la maternidad no tiene por qué ser un obstáculo para alcanzar las metas profesionales y personales. "Es muy especial poder vivir este momento con mi hijo", declaró Heldes en sus redes sociales, refiriéndose a Emanuel, el bebé que espera junto a su esposo, el basquetbolista Wesley Castro. Sus palabras reflejan la profunda conexión entre la experiencia deportiva y la vivencia personal de la maternidad, una dualidad que Heldes ha abrazado con valentía y naturalidad.
Sin embargo, la decisión de Heldes no ha estado exenta de controversia. Algunas voces han expresado preocupación por los posibles riesgos que la actividad física intensa podría representar para su salud y la del bebé. Ante estas críticas, Heldes ha respondido con firmeza y seguridad, asegurando que su decisión ha sido tomada en consulta con especialistas médicos y que su prioridad es el bienestar de ambos. "La salud es lo principal. Me siento bien, estoy bien cuidada y sé lo que estoy haciendo”, afirmó, reforzando su autonomía y su derecho a tomar decisiones sobre su propio cuerpo.
El caso de Priscila Heldes no es un hecho aislado. Cada vez más mujeres atletas desafían los estereotipos y demuestran que es posible compatibilizar la maternidad con el deporte de alto rendimiento. Su ejemplo allana el camino para futuras generaciones de deportistas, inspirándolas a perseguir sus sueños sin renunciar a su derecho a la maternidad. La historia de Heldes nos invita a reflexionar sobre la importancia de respetar las decisiones individuales de las mujeres, promoviendo un entorno deportivo más inclusivo y equitativo, donde la maternidad sea vista como una fortaleza y no como una limitación. Su perseverancia y su valentía nos recuerdan que los límites son, muchas veces, autoimpuestos y que la fuerza de la mujer, tanto física como emocional, es capaz de superar cualquier obstáculo. El debate generado por su caso es una oportunidad para construir una sociedad más justa y reconocer el poder transformador de la maternidad en todos los ámbitos de la vida.
Fuente: El Heraldo de México