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14 de abril de 2025 a las 09:05

Mujeres al Mando

La revolución femenina en el mundo empresarial ya no es una promesa a futuro, es una realidad palpable que está transformando el panorama económico global. El informe de McKinsey & Company, que revela un aumento del 25% en la rentabilidad de empresas con mayor representación femenina en puestos de liderazgo, no es una simple estadística, es un testimonio del poder transformador del liderazgo femenino. No se trata solo de alcanzar la igualdad, sino de reconocer y aprovechar el valor añadido que aportamos las mujeres a la mesa de decisiones. Nuestra capacidad para fomentar la colaboración, la empatía y la resiliencia, cualidades tradicionalmente asociadas a lo "femenino", son precisamente las que están impulsando la innovación y el éxito en el mundo empresarial actual.

Sin embargo, a pesar de estos avances, la realidad en México sigue presentando un contraste marcado. El bajo porcentaje de mujeres CEOs (10%) y la escasa representación femenina en la creación de startups (30%) reflejan la persistencia de barreras sistémicas que nos impiden alcanzar nuestro pleno potencial. Techos de cristal, pisos pegajosos y la omnipresente presión social que cuestiona nuestra legitimidad en el mundo empresarial son obstáculos que aún debemos superar. Es una lucha constante contra prejuicios arraigados que nos obligan a demostrar una y otra vez nuestra capacidad, mientras que a nuestros colegas masculinos se les asume competentes desde el principio.

Pero la buena noticia es que la marea está cambiando. Una nueva generación de mujeres emprendedoras, empoderadas por la tecnología y las redes sociales, está irrumpiendo en el ecosistema empresarial con una fuerza arrolladora. Armadas con un smartphone y una conexión WiFi, estas mujeres están construyendo imperios desde cero, aprendiendo finanzas en TikTok, aprovechando la inteligencia artificial para escalar sus negocios y, sobre todo, rompiendo con el mito de la perfección. No esperan a tener todas las respuestas para lanzarse, simplemente empiezan, con lo que tienen, con lo que saben. Y en esa audacia, en esa valentía para abrazar la imperfección, reside la esencia de un nuevo tipo de liderazgo.

Este nuevo liderazgo no busca replicar el modelo masculino, sino construir uno propio, donde la intuición, la empatía y la visión estratégica se combinan con la firmeza y la convicción. No se trata de gritar más fuerte, sino de comunicar con claridad y propósito, de inspirar y conectar con un equipo diverso. Se trata de liderar con autenticidad, sin renunciar a nuestra feminidad, sino abrazándola como una fuente de fortaleza.

El camino, sin embargo, no se recorre sola. La mentoría, la sororidad y la creación de espacios seguros donde las mujeres podamos crecer y apoyarnos mutuamente son fundamentales para acelerar este proceso de transformación. Compartir experiencias, conocimientos y recursos es la clave para romper el ciclo de aislamiento y empoderar a las futuras generaciones de líderes. Necesitamos más mujeres en puestos de decisión, liderando startups, levantando capital, tomando el micrófono y, sobre todo, sin disculparse por su ambición.

Porque el éxito de una mujer no es un logro individual, es un triunfo colectivo. Cuando una mujer lidera, no solo cambia su propia historia, sino que inspira y abre camino para todas las que vienen detrás. Y ese, sin duda, es el legado más poderoso que podemos dejar. Es hora de que las mujeres no solo participemos en el mundo empresarial, sino que lo redefinamos, que lo transformemos con nuestra visión, nuestra pasión y nuestro liderazgo inquebrantable.

Fuente: El Heraldo de México