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14 de abril de 2025 a las 09:20
Lecciones de los aranceles de Trump
La volatilidad en los mercados globales nos recuerda la fragilidad del sistema comercial internacional. En apenas dos semanas, hemos pasado de la amenaza inminente de una guerra comercial total a una tregua temporal, aunque incierta. Esta montaña rusa de anuncios y contra-anuncios, liderada por la administración Trump, deja al descubierto la tensión entre la retórica proteccionista y la realidad de una economía interconectada. Si bien la decisión de reducir los aranceles y establecer una pausa de 90 días ofrece un respiro, la incertidumbre persiste. ¿Se trata de una genuina voluntad de negociación o una simple maniobra táctica para calmar los mercados?
El nerviosismo de los inversores, reflejado en la liquidación del mercado de bonos, parece haber frenado, al menos momentáneamente, el ímpetu proteccionista de Trump. Este repliegue, aunque parcial, sugiere que la salud de la economía estadounidense sigue siendo la principal prioridad, incluso por encima de la agenda nacionalista. Sin embargo, la imprevisibilidad de la Casa Blanca mantiene en vilo a gobiernos y empresas en todo el mundo. Nadie se atreve a predecir el próximo movimiento del presidente, lo que genera un clima de inseguridad y desconfianza.
La confrontación con China, el único país que respondió con la misma contundencia a las medidas arancelarias de Estados Unidos, se consolida como el principal eje de tensión geopolítica. El intercambio de golpes arancelarios, que llegó a niveles alarmantes, amenaza con paralizar una parte significativa del comercio global. La posibilidad de una reducción del 80% en el intercambio comercial entre las dos mayores economías del mundo, según estimaciones de la OMC, es un escenario catastrófico que nadie desea. Encontrar una salida airosa para ambas partes, que permita salvar las apariencias y evitar una escalada del conflicto, se presenta como el principal desafío de las próximas semanas.
Más allá de la disputa entre Estados Unidos y China, el experimento arancelario de Trump ha dejado una huella profunda en el sistema comercial global. El retorno al libre comercio sin restricciones, tal como lo conocimos en las últimas décadas, parece una quimera. La erosión de la confianza en las instituciones multilaterales, como la OMC, es otro síntoma preocupante. El tibio apoyo a la declaración en defensa del sistema multilateral de comercio, con la ausencia notable de la Unión Europea, México y varias potencias asiáticas, refleja la parálisis y la incertidumbre que se ha apoderado de la comunidad internacional.
En este contexto de volatilidad e incertidumbre, las empresas deben prepararse para un escenario comercial más complejo y fragmentado. La diversificación de mercados, la búsqueda de nuevos socios comerciales y la adaptación a las nuevas reglas del juego se presentan como estrategias clave para navegar en estas aguas turbulentas. El futuro del comercio internacional se dibuja incierto, y la capacidad de adaptación será fundamental para la supervivencia. Nos encontramos en un punto de inflexión, donde las decisiones de los próximos meses definirán el rumbo del comercio global para los próximos años. La pregunta que todos nos hacemos es: ¿hacia dónde nos dirigimos?
Fuente: El Heraldo de México