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14 de abril de 2025 a las 06:20
Horror en Sumi: 34 vidas perdidas.
La barbarie se ha cernido de nuevo sobre Ucrania. En un acto de crueldad inimaginable, un bombardeo ruso ha segado la vida de al menos 34 personas, entre ellas dos niños inocentes, en el corazón de Sumi. El horror del Domingo de Ramos, un día de celebración y fe, se transformó en una pesadilla de fuego y muerte, dejando además un rastro de más de un centenar de heridos, 15 de ellos menores. Las imágenes que nos llegan desde Sumi son desgarradoras: cuerpos yacentes en las calles, civiles corriendo despavoridos en busca de refugio, vehículos envueltos en llamas y el llanto inconsolable de quienes lo han perdido todo. Tres días de luto han sido decretados en la ciudad, un periodo de duelo insuficiente para sanar las heridas de una comunidad brutalmente atacada.
Este acto atroz, perpetrado con misiles balísticos en un momento de gran afluencia de personas en las calles, se convierte en el ataque más mortífero en meses. El presidente Zelenski, con la voz quebrada por la indignación y el dolor, ha denunciado la inhumanidad de este ataque, calificando a los responsables como "malnacidos" y clamando por una mayor presión internacional sobre Rusia. Sus palabras, cargadas de impotencia y rabia, resuenan en la conciencia del mundo: ¿hasta cuándo permitirá la comunidad internacional que estos crímenes de guerra queden impunes?
La condena internacional no se ha hecho esperar. Desde la Unión Europea hasta Estados Unidos, pasando por las Naciones Unidas, las voces se alzan para reprobar este acto de barbarie. La jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, ha denunciado la intensificación de los ataques rusos precisamente cuando Ucrania ha aceptado una tregua, poniendo de manifiesto la hipocresía y la falta de voluntad de paz por parte del Kremlin. Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, se ha mostrado profundamente conmocionado, mientras que líderes europeos como Emmanuel Macron instan a medidas más contundentes para frenar la agresión rusa.
Este bombardeo, perpetrado dos días después de un encuentro entre un emisario estadounidense y Vladimir Putin, arroja una sombra de duda sobre la posibilidad de un alto el fuego. La propuesta de tregua de 30 días, aceptada por Kiev, parece desvanecerse en medio del humo y las ruinas de Sumi. La comunidad internacional observa con creciente preocupación cómo Rusia, a pesar de la presión diplomática, persiste en su ofensiva, intensificando los ataques y sembrando el terror en la población civil.
La situación en Sumi, una ciudad fronteriza con Rusia, es especialmente preocupante. La creciente presión militar en la zona, tras el retroceso de las tropas ucranianas en la vecina región rusa de Kursk, hace temer una escalada del conflicto. Si bien Sumi se había mantenido relativamente al margen de la intensidad de los combates en el sur del país, las advertencias sobre una posible ofensiva rusa en la zona se han convertido en una trágica realidad.
El reciente avance ruso en la región homónima, reivindicado por el Kremlin, confirma la peligrosa dinámica del conflicto. Las declaraciones del comandante de las fuerzas armadas ucranianas, Oleksandr Sirski, sobre el inicio de ofensivas rusas en Sumi y Járkov, se suman a un panorama cada vez más sombrío. La guerra, lejos de amainar, parece intensificarse, dejando un rastro de muerte y destrucción a su paso. ¿Hasta cuándo seguirá la comunidad internacional siendo testigo pasivo de esta tragedia? ¿Qué medidas concretas se tomarán para detener la barbarie y llevar ante la justicia a los responsables de estos crímenes de guerra? El mundo espera respuestas, mientras Ucrania llora a sus muertos.
Fuente: El Heraldo de México