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14 de abril de 2025 a las 09:10
EU examina el sistema financiero
La sombra del fentanilo se extiende sobre el sistema financiero global, revelando una intrincada red de lavado de dinero que alimenta la crisis de opioides. Mil cuatrocientos millones de dólares, una cifra escalofriante que apenas araña la superficie de un problema mucho más profundo, según los recientes hallazgos de FinCEN. Este monto, detectado solo en 2024, representa la punta del iceberg de un sistema criminal que se infiltra en las venas del comercio internacional, explotando las debilidades y lagunas del sistema financiero global. Más allá de la alarma que genera esta cifra, la verdadera preocupación radica en la facilidad con la que estas organizaciones criminales logran mover sumas tan exorbitantes, burlando los controles y mecanismos de vigilancia.
La penetración del crimen organizado en el sistema financiero es alarmante. El hecho de que el 57% de las operaciones sospechosas hayan pasado desapercibidas en bancos estadounidenses, y que un 32% adicional haya circulado por empresas de transferencia de dinero, pone en evidencia la vulnerabilidad del sistema. ¿Cómo es posible que miles de millones de dólares vinculados al tráfico de fentanilo se muevan con tanta impunidad? La respuesta es compleja y apunta a una combinación de factores: la sofisticación de las técnicas de lavado de dinero, la falta de coordinación entre las instituciones financieras y las autoridades, y, en algunos casos, la posible complicidad de actores dentro del sistema. El uso masivo de transferencias electrónicas convencionales, que representan cerca del 80% de las operaciones, subraya la necesidad de fortalecer la vigilancia y el rastreo de estos movimientos financieros.
La geografía del crimen del fentanilo dibuja un mapa global de la crisis. Desde China, donde se originan los precursores químicos, hasta México, donde se produce la droga, y finalmente a Estados Unidos, el principal mercado de consumo, el fentanilo traza una ruta de muerte y destrucción. La identificación de diez países clave como epicentros financieros del tráfico, incluyendo a México, China, Estados Unidos, Canadá y varios países europeos y latinoamericanos, demuestra la dimensión transnacional del problema. Dentro de México, la concentración de la actividad ilícita en estados como Sinaloa, Jalisco, Baja California y Sonora, coincide con la presencia de poderosos cárteles de la droga, lo que confirma la estrecha relación entre el narcotráfico y el lavado de dinero.
La designación del Cártel de Sinaloa y el CJNG como Grupos Terroristas Extranjeros por parte de Estados Unidos es un paso significativo, pero insuficiente. Si bien esta medida implica mayores restricciones financieras internacionales, no resuelve el problema de fondo: la necesidad de una cooperación internacional más efectiva y una mayor diligencia por parte de las instituciones financieras. México, en particular, tiene la responsabilidad de fortalecer sus mecanismos de control y prevención del lavado de dinero, y de colaborar estrechamente con Estados Unidos para desmantelar las redes financieras del fentanilo.
La crítica al sistema financiero es ineludible. La laxitud en las regulaciones, la falta de transparencia y la lentitud en la cooperación binacional han permitido que las redes criminales operen con impunidad. Es urgente que las instituciones financieras, tanto en México como en Estados Unidos, asuman un rol más proactivo en la lucha contra el lavado de dinero. La implementación de tecnologías de vanguardia para la detección de operaciones sospechosas, la capacitación del personal y el intercambio de información entre las instituciones y las autoridades son medidas cruciales para frenar el flujo de dinero ilícito.
El llamado a la acción es claro: México debe intensificar sus esfuerzos en la vigilancia y el reporte de operaciones sospechosas, y trabajar de la mano con Estados Unidos para desarticular la red financiera del fentanilo. La información proporcionada por FinCEN es una herramienta valiosa que debe ser aprovechada por las instituciones financieras mexicanas para fortalecer sus mecanismos de control. La lucha contra el fentanilo no es solo una cuestión de seguridad nacional, sino una batalla por la salud y el bienestar de nuestras sociedades.
Fuente: El Heraldo de México