Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Política

14 de abril de 2025 a las 09:45

Descubre la Implosión

El ambiente político se torna cada vez más complejo. La aparente calma que se respiraba en el partido oficialista comienza a resquebrajarse, dejando al descubierto una serie de tensiones internas que amenazan con desestabilizar el proyecto. No se trata de simples discrepancias, sino de auténticos choques de poder que se manifiestan en diversos frentes, desde las altas esferas del gobierno hasta las bases legislativas.

La figura de la presidenta Sheinbaum, si bien se mantiene firme en su agenda de gobierno, parece estar cada vez más aislada en medio de este torbellino político. Sus decisiones, aunque bien intencionadas, generan fricción con algunos sectores de su propio partido, quienes ven en ellas una ruptura con el legado de su antecesor. La estrategia de seguridad, por ejemplo, marca un claro contraste con la anterior administración, abriendo un debate interno sobre la eficacia de los nuevos métodos. Lo mismo ocurre con la gestión de Pemex y Mexicana, donde las nuevas directrices han levantado ampollas entre quienes defienden la línea anterior.

Pero las diferencias no se limitan al ámbito gubernamental. En el Congreso, la tensión es palpable. La iniciativa de reforma contra el nepotismo, impulsada por la propia presidenta, se ha topado con una férrea resistencia dentro de la bancada oficialista, obligando a una reescritura que posterga su entrada en vigor. Este episodio no es un caso aislado, sino un síntoma de la creciente fractura dentro del partido. El enfrentamiento entre los coordinadores parlamentarios Monreal y López Hernández, así como la rebelión soterrada contra el primero en el Senado, son ejemplos claros de la lucha de poder que se libra en los pasillos del legislativo.

La figura de la senadora Andrea Chávez añade otro elemento de conflicto al escenario. Su abierta campaña anticipada, a pesar de las llamadas de atención de la propia presidenta, genera malestar entre algunos miembros del partido y distrae la atención de temas cruciales. El torpedeo a los neomorenistas Yunes Márquez y Alejandro Murat, así como el vergonzoso episodio del desafuero de Cuauhtémoc Blanco, son ejemplos de cómo las ambiciones personales pueden socavar la unidad del partido.

Incluso en el núcleo del poder, la falta de cohesión se hace evidente. El enfrentamiento entre López-Gatell y el titular de la SEP, así como los ataques públicos del columnista Galván Ochoa contra Jesús Ramírez Cuevas, demuestran que las disputas internas no respetan jerarquías.

En este contexto de creciente fragmentación, surge la pregunta crucial: ¿quién tomará las riendas para restaurar el orden? La presidenta, enfocada en su agenda de gobierno, parece no tener el control total de la situación. La dirigencia del partido, por su parte, se muestra incapaz de contener las disputas internas. A medida que se acercan las elecciones, la falta de unidad podría convertirse en un factor determinante para el futuro del partido. La oposición, prácticamente ausente, observa con atención el desarrollo de esta crisis interna, esperando capitalizar el descontento y la desorganización. El futuro del partido, y quizás del país, depende de la capacidad de sus líderes para superar las diferencias y reconstruir la unidad perdida. De lo contrario, el riesgo de implosión es cada vez más real. El tiempo corre, y la necesidad de una solución se vuelve cada vez más urgente.

Fuente: El Heraldo de México