14 de abril de 2025 a las 09:20
Cultura sin censura: ¿Un camino peligroso?
La creciente ola de prohibiciones a los "corridos tumbados" en diversos estados y municipios mexicanos, bajo el argumento de la apología del delito y la violencia, nos obliga a reflexionar sobre la eficacia y las implicaciones de estas medidas. Si bien es cierto que la narcocultura y su romantización representan un desafío social complejo, la censura no parece ser el camino más adecuado para enfrentarlo. El caso del palenque en la Feria del Caballo de Texcoco, donde la negativa del cantante Luis R. Conriquez a interpretar narcocorridos desató la ira del público, ilustra a la perfección la fragilidad de estas prohibiciones y la necesidad de un abordaje más profundo. La respuesta no radica en silenciar las expresiones artísticas, sino en comprender las raíces socioculturales que alimentan la fascinación por el narcotráfico y la violencia. Se requiere un esfuerzo integral que involucre la educación, la generación de oportunidades y la reconstrucción del tejido social en las comunidades más afectadas. La prohibición, en este caso, se asemeja a un parche superficial que no cura la herida, sino que la oculta momentáneamente, con el riesgo de que se infecte y vuelva a supurar con mayor virulencia. Además, es preocupante el oportunismo político que parece asomar detrás de algunas de estas iniciativas, utilizando la prohibición como una estrategia para ganar popularidad sin atender las causas de fondo.
El debate sobre la prohibición de los "corridos tumbados" nos lleva a un terreno pantanoso donde la libertad de expresión choca con la necesidad de preservar la seguridad y el orden público. ¿Dónde está el límite entre la expresión artística y la apología del delito? ¿Es legítimo censurar una manifestación cultural por su contenido, aunque este sea desagradable o incluso peligroso para algunos? Estas preguntas no tienen respuestas sencillas, y requieren un análisis cuidadoso que evite caer en la simplificación y la polarización. La historia nos ha enseñado que la censura, en lugar de erradicar las ideas indeseables, suele fortalecerlas al convertirlas en objeto de culto y rebelión. Es necesario, por tanto, explorar alternativas más efectivas que promuevan la reflexión crítica y la transformación social desde la raíz. La educación, la cultura y el diálogo son las herramientas más poderosas para contrarrestar la influencia de la narcocultura y construir un futuro más pacífico y justo.
En otro orden de ideas, la designación de los nuevos consejeros independientes de Pemex tras intensas negociaciones en el Senado pone de manifiesto la complejidad de los equilibrios políticos en el sector energético. La controversia en torno a la candidatura de Cristóbal Arias, quien no cumplía con los requisitos legales, revela la importancia de la transparencia y el apego a la normativa en estos procesos. La ratificación de Juan José Paullada y la incorporación de María Rosío Vargas generan expectativas sobre el rumbo que tomará la empresa en los próximos años. La situación de la terminal Servitux en Tuxpan, clausurada desde 2021 por fallas estructurales y sospechas de irregularidades, añade otra capa de complejidad al panorama. La frustrada compra por parte de Pemex, impulsada por Eduardo “El Capi” Padilla Yebra, y la red de intereses que operaba a su alrededor, ilustran los desafíos que enfrenta la empresa para combatir la corrupción y modernizar su infraestructura. El caso Servitux, con su arbitraje internacional pendiente, se convierte en un recordatorio de la necesidad de una gestión transparente y eficiente en el sector energético.
En conclusión, tanto la controversia sobre los "corridos tumbados" como la situación de Pemex nos invitan a reflexionar sobre los desafíos que enfrenta México en la construcción de un país más justo, seguro y próspero. La prohibición, la censura y el oportunismo político no son el camino. La solución radica en la educación, la cultura, el diálogo y la aplicación rigurosa de la ley, para desmantelar las estructuras que perpetúan la violencia y la corrupción. Es un camino largo y complejo, pero es el único que nos permitirá construir un futuro digno para todos los mexicanos.
Fuente: El Heraldo de México