
14 de abril de 2025 a las 09:40
Asegura tu agua con diálogo y diplomacia.
La tensión en torno al agua compartida entre México y Estados Unidos vuelve a la palestra, recordándonos la complejidad de la gestión de recursos hídricos en un contexto de cambio climático y presiones políticas. Lejos de un enfrentamiento abierto, la situación actual exige una mirada profunda a la historia de cooperación y desencuentros que ha marcado este tema crucial para ambos países.
Recordemos que el Tratado de Aguas de 1944, piedra angular de la gestión binacional del agua, no previó la creciente escasez hídrica que hoy enfrentamos. La realidad climática ha alterado significativamente los patrones de lluvia y escurrimiento, dificultando el cumplimiento de los compromisos establecidos hace décadas. La sequía, un fenómeno cada vez más recurrente en la región, no respeta fronteras y exige soluciones conjuntas, más allá de las acusaciones y amenazas.
La propuesta de la Dra. Sheinbaum, orientada al diálogo y la cooperación, representa un paso crucial para destrabar la situación actual. Su enfoque, basado en la realidad hídrica y en el respeto al tratado, busca tender puentes en lugar de muros. Reconocer la limitación impuesta por la disponibilidad del recurso es fundamental para avanzar hacia un acuerdo justo y sostenible. No se trata de “robar” agua, como algunos han sugerido, sino de gestionar un recurso escaso de manera responsable y compartida.
Es imperativo que la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), el organismo técnico encargado de la aplicación del tratado, juegue un papel protagónico en la búsqueda de soluciones. Su experiencia y conocimiento técnico son indispensables para evaluar las propuestas y encontrar un camino que satisfaga las necesidades de ambos países.
Más allá de la coyuntura actual, es necesario repensar la gestión del agua en la región. La creciente demanda, la variabilidad climática y la degradación de los ecosistemas acuáticos exigen un enfoque integral e innovador. La cooperación científica y tecnológica, la inversión en infraestructura hídrica sostenible y la promoción de prácticas de conservación del agua son esenciales para garantizar la seguridad hídrica a largo plazo.
La diplomacia del agua, basada en el diálogo, la transparencia y la confianza mutua, es la única vía para superar las tensiones y construir un futuro hídrico compartido. El agua no debe ser motivo de división, sino un catalizador para la cooperación y la integración regional. La propuesta de la Dra. Sheinbaum, en este sentido, representa una oportunidad para fortalecer los lazos entre México y Estados Unidos y avanzar hacia una gestión más eficiente y equitativa de este recurso vital. Es momento de dejar atrás las retóricas del pasado y apostar por un futuro de colaboración en beneficio de las comunidades de ambos lados de la frontera. El agua, fuente de vida, debe ser también fuente de entendimiento y prosperidad compartida.
Fuente: El Heraldo de México