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13 de abril de 2025 a las 09:20

Unidos por América

La presencia de la presidenta Claudia Sheinbaum en la Cumbre de la CELAC en Honduras no solo refuerza el compromiso de México con la integración latinoamericana, sino que también marca un hito en la política exterior del país. Su llamado a la unidad regional, en un contexto global cada vez más complejo, resuena con la necesidad de fortalecer los lazos entre las naciones que comparten historia, cultura y desafíos. La propuesta de una Cumbre por el Bienestar Económico de América Latina y el Caribe es un paso audaz que busca ir más allá de los discursos y traducir la cooperación en acciones concretas. Imaginemos una región donde la prosperidad sea compartida, donde el comercio fluya sin barreras artificiales y donde la innovación tecnológica se convierta en un motor de desarrollo para todos. Este es el futuro que la presidenta Sheinbaum visualiza, un futuro donde la integración no sea solo una palabra, sino una realidad palpable.

La participación de México en la CELAC no es un hecho aislado, sino que se enmarca en una larga tradición de diplomacia activa en la región. Desde la época de la Revolución Mexicana, nuestro país ha abogado por la autodeterminación de los pueblos y la no intervención en los asuntos internos de otros Estados. Esta postura histórica se refleja en la búsqueda de soluciones conjuntas a los problemas que aquejan a la región, como la pobreza, la desigualdad y el cambio climático. La CELAC se presenta como el foro ideal para abordar estos temas, ya que reúne a todos los países de América Latina y el Caribe, sin exclusiones. Es un espacio donde las voces de todos los países, grandes y pequeños, pueden ser escuchadas y donde se pueden construir consensos para el beneficio de todos.

La Alianza del Pacífico, de la que México forma parte junto con Perú, Colombia y Chile, es un ejemplo tangible de los beneficios que puede traer la integración regional. Este acuerdo ha permitido dinamizar el comercio, facilitar la movilidad de personas y promover la cooperación en áreas como la educación y la cultura. La experiencia de la Alianza del Pacífico demuestra que la unión hace la fuerza y que, al trabajar juntos, los países de la región pueden alcanzar un mayor desarrollo económico y social. La visión de la presidenta Sheinbaum es ampliar este modelo de integración a toda América Latina y el Caribe, creando un bloque regional más fuerte y cohesionado.

Es cierto que existen diferencias y roces entre algunos países de la región, pero la CELAC ofrece la oportunidad de superar estas diferencias y construir puentes de diálogo y cooperación. La presidenta Sheinbaum ha demostrado su compromiso con este objetivo, al reunirse con sus homólogos de Colombia, Brasil, Uruguay y Guatemala. Estos encuentros bilaterales son fundamentales para fortalecer las relaciones entre los países y generar un clima de confianza que permita avanzar en la agenda de integración regional. La diplomacia, el diálogo y la búsqueda de consensos son las herramientas que permitirán construir una América Latina y el Caribe más unida, próspera y equitativa.

La creación de la Cumbre por el Bienestar Económico de América Latina y el Caribe es una propuesta innovadora que busca impulsar un nuevo modelo de desarrollo regional, basado en la solidaridad, la cooperación y el respeto a las soberanías. Esta cumbre no solo abordará temas económicos, sino también sociales y ambientales, con el objetivo de construir un futuro más sostenible e inclusivo para todos los habitantes de la región. La presidenta Sheinbaum ha lanzado un llamado a la acción, invitando a todos los países de América Latina y el Caribe a sumarse a este esfuerzo conjunto para construir un futuro mejor. El camino hacia la integración regional no es fácil, pero con voluntad política y trabajo conjunto, es posible alcanzar la meta de una América Latina y el Caribe más unida, próspera y equitativa.

Fuente: El Heraldo de México