El desgarrador testimonio de Sandra Milena Borja Piedrahita, madre de Sara Millerey González, ha conmocionado a la comunidad de Bello y al país entero. Imaginen la escena: una madre recibiendo la llamada que ningún padre debería recibir, la noticia de que su hija ha sido brutalmente agredida y abandonada a su suerte en la quebrada La García. No una simple caída, no un accidente, sino un acto de violencia inimaginable. Le habían fracturado los brazos y las piernas, un acto de crueldad premeditado para impedirle cualquier posibilidad de escapar de las frías aguas del riachuelo.

Al llegar al lugar, Sandra Milena se encontró con la imagen más desgarradora de su vida: su hija, aferrándose con desesperación a las ramas, luchando contra la corriente que amenazaba con arrastrarla. La impotencia de una madre que ve a su hija en peligro de muerte, la angustia de no poder lanzarse al agua para rescatarla debido a la multitud que se agolpaba en la orilla… Una escena que quedará grabada a fuego en su memoria. Gracias a la valiente intervención de dos hombres, que se arriesgaron a entrar en la quebrada, y a la posterior llegada de los bomberos, Sara Millerey fue rescatada.

Pero el calvario no había terminado. Trasladada a la clínica La María de Bello, Sara Millerey se aferraba a la vida, pero las heridas eran demasiado profundas. En medio del dolor insoportable, le pidió a su madre que no la abandonara, una súplica que resonaba con la fragilidad de su cuerpo y la fortaleza de su espíritu. Sandra Milena, con el corazón destrozado, permaneció a su lado, acompañándola en sus últimos momentos, escuchando sus palabras llenas de sed y de la premonición de su propia muerte. Un diálogo entre madre e hija que conmueve hasta lo más profundo del alma, un testimonio de amor incondicional frente a la barbarie.

La historia de Sara Millerey es aún más conmovedora si conocemos su pasado. Desde muy pequeña, Sara sintió que vivía en un cuerpo que no le pertenecía, una lucha interna que su madre notó desde antes de que cumpliera los 10 años. Una batalla por la identidad que, lamentablemente, se vio truncada por la violencia.

Las autoridades investigan el caso, tratando de esclarecer los motivos de este crimen atroz. Se habla de un grupo de sujetos que la interceptó en el centro de Bello, la golpearon brutalmente y la arrojaron a la quebrada. Un acto de violencia que no solo le arrebató la vida, sino que también la despojó de la dignidad que merecía. La declaración de Sara a su madre, "me tiraron a la quebrada", resonará en los oídos de los investigadores, un grito silencioso que clama justicia.

Este caso nos obliga a reflexionar sobre la intolerancia y la violencia que aún persisten en nuestra sociedad. La historia de Sara Millerey no puede quedar impune. Debemos exigir justicia para ella y para todas las víctimas de la violencia, y trabajar para construir una sociedad más inclusiva y respetuosa, donde la vida y la dignidad de cada persona sean valoradas y protegidas.