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14 de abril de 2025 a las 01:20

El secreto de la estación ultrarrápida

La revolución de la construcción ha llegado a las estaciones de tren japonesas. Olvídense de los meses de obras, el ruido constante y los costes desorbitados. En la bucólica localidad de Arida, al sur de Osaka, se ha alzado un hito en la ingeniería moderna: la primera estación de tren del mundo impresa en 3D. Imaginen la escena: en apenas seis horas, entre el último susurro del tren nocturno y el saludo del primer convoy matutino, una antigua estación de madera se transforma en una estructura vanguardista. Como un juego de construcción gigante, grúas ensamblan las piezas de mortero impresas en 3D, previamente moldeadas con precisión milimétrica en una fábrica a 800 kilómetros de distancia. El resultado: una estación funcional, moderna y resistente, lista para dar servicio a la comunidad.

Este logro, obra de la West Japan Railway Company (JR West) en colaboración con la empresa Serendix, no es solo una demostración tecnológica, sino una respuesta a los desafíos demográficos y económicos que enfrenta el país. La escasez de mano de obra, agravada por el envejecimiento de la población, y la disminución de pasajeros en las rutas rurales, exigen soluciones innovadoras. Y aquí la impresión 3D se presenta como una alternativa brillante: reduce los tiempos de construcción drásticamente, disminuye los costes a la mitad y minimiza el impacto en el entorno.

La nueva estación de Arida, con su diseño minimalista en blanco, evoca la simplicidad y la funcionalidad. Sus 9.5 metros cuadrados y 2.6 metros de altura, aunque modestos, son suficientes para albergar las comodidades necesarias para los viajeros. Y como un guiño a la identidad local, la estructura se adorna con motivos de mandarinas y peces sable, productos emblemáticos de la región, recordando que la innovación no está reñida con la tradición.

Pero la historia no termina aquí. Mientras se ultiman los detalles del interior, con la instalación de máquinas expendedoras de billetes y lectores de tarjetas, la antigua estación de madera, testigo silenciosa de más de 75 años de historia, aguarda su despedida. Su demolición marcará el inicio de una nueva era, una era en la que la tecnología se pone al servicio de las comunidades rurales, revitalizando infraestructuras y conectando a las personas.

El éxito de este proyecto piloto abre un abanico de posibilidades para el futuro del transporte ferroviario en Japón y en el mundo. La rapidez, eficiencia y rentabilidad de la construcción con impresión 3D podrían transformar la manera en que se construyen y modernizan las estaciones, especialmente en zonas rurales con recursos limitados. La estación de Arida se convierte así en un símbolo de progreso, un faro de innovación que ilumina el camino hacia un futuro más sostenible y conectado.

La mirada nostálgica de los residentes locales, testigos del cambio, refleja la mezcla de tristeza por la despedida de lo antiguo y la esperanza por lo que está por venir. Como expresó uno de ellos, esta pequeña estación podría ser la pionera de una revolución, un ejemplo a seguir para modernizar las infraestructuras del país y mejorar la vida de las comunidades. Y mientras el tren continúa su rumbo, la estación de Arida se erige como un testimonio de la capacidad humana para innovar y adaptarse a los nuevos tiempos.

Fuente: El Heraldo de México