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13 de abril de 2025 a las 09:10

Desbloquea el Poder de tu Memoria

La metamorfosis de la izquierda mexicana en materia de seguridad es un espectáculo digno de análisis. De la condena férrea a la "guerra contra el narco" y la defensa a ultranza de los "abrazos, no balazos", hemos pasado a una celebración casi unánime de decomisos, extradiciones y despliegues militares. El cambio es tan radical que roza lo grotesco. Los mismos que caricaturizaban a los soldados como bestias brutales, hoy los retratan como héroes del pueblo. Las redes sociales, antes inundadas de consignas pacifistas, ahora exhiben con orgullo los arrestos y operativos. ¿Qué ha ocurrido? ¿Un cambio genuino de perspectiva o una simple pirueta política?

El caso de Omar García Harfuch es paradigmático. Elevado a la categoría de superhéroe por la 4T, aplica las mismas estrategias que aprendió durante los gobiernos de Calderón y Peña Nieto, esos mismos que eran demonizados por el obradorismo. La "estrategia kingpin", antes criticada por sus consecuencias sociales, ahora es la panacea. El retorno de agentes de la Policía Federal, antes símbolo de la corrupción y la represión, ahora es visto como un refuerzo necesario. La memoria parece haber sufrido una conveniente amnesia selectiva.

Los intelectuales orgánicos, esos hábiles contorsionistas del discurso, también han realizado su particular "wendehals". Con asombrosa flexibilidad, justifican el volantazo argumentando que la situación ha cambiado, que los resultados avalan el cambio de estrategia. Se aferran a las cifras de disminución de homicidios, ignorando convenientemente que esas mismas estrategias fueron condenadas en el pasado. La coherencia ideológica ha sido sacrificada en el altar de la conveniencia política.

No se trata simplemente de un cambio de rumbo, sino de una auténtica vuelta en U. La 4T ha abrazado el modelo de seguridad que tanto criticó, rescatando instituciones y estrategias del pasado. Se habla con entusiasmo de policías investigadores, del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de plataformas tecnológicas de inteligencia. Es como si el reloj hubiera retrocedido una década. El neoliberalismo, supuestamente derrotado, celebra su triunfo cultural en el campo de la seguridad.

La pregunta que queda en el aire es: ¿dónde queda la honestidad intelectual? ¿Cómo se justifica este cambio radical de postura? ¿Se trata de una evolución pragmática o de una cínica adaptación al poder? A los "wendehals" mexicanos, a esos oportunistas que cambian de convicciones con la misma facilidad con la que un camaleón cambia de color, solo les queda una cosa: un poco de autocrítica y reconocimiento del pasado. Admitir que la "guerra" de Calderón es también la de Claudia, y que en ese giro, el neoliberalismo ha ganado otra batalla. La izquierda mexicana, en su afán por aferrarse al poder, ha terminado abrazando las mismas políticas que antes condenaba. Un final irónico, que deja un sabor amargo en la boca.

Fuente: El Heraldo de México