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13 de abril de 2025 a las 18:25

Científica: ¿Asesinato o juego mortal?

En un giro inesperado que ha conmocionado a la opinión pública, la defensa de Luciana Bustos, la científica acusada del homicidio de Marcelo Amarfil, ha presentado una versión radicalmente distinta a la inicialmente declarada por la investigadora. El caso, que se sigue con atención en todo el país, se tiñe ahora de nuevas sombras y contradicciones que dificultan aún más el esclarecimiento de los hechos ocurridos la madrugada del 17 de enero de 2024.

Recordemos que la primera versión ofrecida por Bustos, científica del prestigioso Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), apuntaba a un suicidio. Según sus propias palabras, Amarfil se habría quitado la vida con un cuchillo tras sufrir un brote psicótico mientras se encontraban juntos en el interior de un vehículo. Esta declaración, cargada de dramatismo e incredulidad, fue la que inicialmente se instaló en el imaginario colectivo.

Sin embargo, el abogado defensor, Néstor "Roly" Olivera, ha irrumpido en escena con una narrativa completamente opuesta. En una audaz estrategia legal, Olivera ha planteado que Luciana Bustos no solo es inocente del crimen, sino que fue víctima de un intento de abuso sexual por parte del fallecido Marcelo Amarfil. Según la nueva versión, la científica se vio obligada a defenderse de la agresión, lo que derivó en el trágico desenlace.

Esta nueva línea argumental introduce un elemento crucial: la orientación sexual de Luciana Bustos. "Ella es lesbiana, está en pareja con una mujer desde hace cuatro años. No consintió ninguna relación sexual. Se defendió", declaró Olivera con firmeza ante el tribunal. Esta revelación, que hasta el momento se desconocía públicamente, añade una capa de complejidad al caso y plantea interrogantes sobre la naturaleza de la relación entre Bustos y Amarfil. ¿Era realmente una amistad, como se había afirmado inicialmente? ¿Existió algún tipo de tensión o malentendido previo al fatídico encuentro?

La defensa ha hecho hincapié en la presencia de elementos sadomasoquistas en la escena del crimen. Según Olivera, Marcelo Amarfil se encontraba esposado al volante del vehículo, lo que sugiere la práctica de juegos eróticos. Este detalle, que en un principio parecía irrelevante, cobra ahora una nueva significación a la luz de la versión de la defensa. ¿Fue el sadomasoquismo un elemento consensuado o se utilizó como pretexto para la agresión?

La declaración de Olivera ha generado un fuerte impacto en el desarrollo del juicio, que se lleva a cabo por homicidio doloso doblemente agravado por el vínculo y por mediar alevosía. La fiscalía, que inicialmente parecía tener un caso sólido, ahora se enfrenta a un escenario mucho más complejo. Las pruebas presentadas, que antes parecían incriminatorias para Bustos, ahora deben ser reinterpretadas a la luz de la nueva versión. La presencia de ADN de la víctima bajo las uñas de la acusada, inicialmente interpretada como una señal de lucha, podría ser ahora considerada como una evidencia de defensa propia.

El juicio continúa y la incertidumbre se mantiene. La opinión pública, dividida entre la incredulidad y la conmoción, espera ansiosa el veredicto final. ¿Se trató de un trágico suicidio, como afirmó inicialmente la científica? ¿O fue, como sostiene la defensa, un acto de legítima defensa ante un intento de abuso sexual? La verdad, escondida entre las contradicciones y los silencios, aún espera ser revelada.

Fuente: El Heraldo de México