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13 de abril de 2025 a las 07:00
Bebé agredido: Madre rompe el silencio.
La pesadilla para Nancy, madre de una pequeña de apenas 18 meses, comenzó mucho antes del estallido del escándalo en la guardería de Torrejón de Ardoz, tristemente bautizada como “la guardería de los horrores”. Meses atrás, un presentimiento, una inquietud materna, comenzó a germinar en su corazón. Observaba cambios en el comportamiento de su hija, sutiles al principio, pero cada vez más alarmantes. La pequeña, antes una niña de apetito voraz, comenzó a rechazar la comida, mostrando una resistencia inusual a la hora de alimentarse. "Mi hija siempre ha comido de todo, era un ángel con la comida", repite Nancy con la voz quebrada en las entrevistas que ha concedido a diversos medios locales. Su preocupación la llevó a alertar a la dirección del centro sobre posibles irregularidades. Sin embargo, sus advertencias parecían caer en saco roto.
La angustia de Nancy se transformó en horror cuando la noticia explotó como una bomba: la difusión de los escalofriantes videos que mostraban a una cuidadora maltratando a un menor. Al ver las imágenes, el mundo de Nancy se desmoronó. La incertidumbre se apoderó de ella, atormentándola con la posibilidad de que su hija hubiera sufrido los mismos abusos. "No puedo dormir. Esas imágenes se repiten una y otra vez en mi cabeza", confiesa con la mirada perdida en el vacío.
Las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar. Una trabajadora de la guardería le había comentado que la niña se portaba mal a la hora de comer, que escupía la comida y manchaba su ropa. En aquel momento, Nancy no entendía la razón de ese comportamiento. Ahora, tras la revelación de los videos, la terrible verdad la golpea con toda su crudeza. Comprende los gestos extraños de su hija, la resistencia a la cuchara, la mirada esquiva. Son las marcas indelebles del trauma, las secuelas del horror vivido entre las paredes de la guardería.
“Me decían que para eso estaban los uniformes, que lo importante era el bienestar de mi hija”, recuerda Nancy con indignación, al rememorar sus conversaciones con el personal del centro. Hoy, esas palabras resuenan con una ironía cruel, un recordatorio de la negligencia y la falta de empatía que reinaban en la guardería.
Las cuatro trabajadoras implicadas en el caso se encuentran en libertad con medidas cautelares. Una decisión que ha indignado a Nancy y a otras familias afectadas. Exigen justicia, reclaman que las responsables paguen por el daño irreparable causado a sus hijos. La lucha de Nancy no es solo por su hija, es por todos los niños que sufrieron en silencio el horror de la "guardería de los horrores". Es una lucha por la verdad, por la justicia y por la reparación del daño causado a la inocencia.
Ante las cámaras de televisión, Nancy revive con dolor el calvario que ha vivido su familia desde el año pasado. "Desde que empezó en esa guardería, me decían que no comía, y también en casa comenzó a alimentarse mal. Antes, eso nunca había pasado", repite con la voz entrecortada por la emoción.
La incertidumbre sobre el futuro de su hija, las secuelas emocionales que la pequeña arrastrará, el peso de la injusticia… Todo ello conforma la pesada carga que Nancy lleva sobre sus hombros. Sin embargo, en medio del dolor y la desesperación, se aferra a la esperanza. La esperanza de que se haga justicia, de que su hija pueda superar el trauma y de que ningún otro niño tenga que vivir una experiencia similar. La esperanza de un futuro donde la inocencia sea protegida y la infancia respetada.
Fuente: El Heraldo de México