
12 de abril de 2025 a las 14:20
Justicia para Sara Millerey
La trágica historia de Sara Millerey ha conmocionado a Colombia y al mundo. Su última publicación en redes sociales, un año antes de su fallecimiento, resuena ahora con una intensidad desgarradora. La imagen de Sara, vestida de negro, sentada en un banco de un parque en Bello, con la leyenda "Paz, amor y felicidad att: tu AVE terrenal", se ha convertido en un símbolo de la fragilidad de la vida y un grito silencioso de auxilio. Muchos la interpretan como una premonición, un adiós velado ante un futuro incierto y doloroso. Este detalle, cargado de simbolismo, ha amplificado la indignación y el dolor colectivo.
La viralización de la publicación ha generado una ola de comentarios en redes sociales. Usuarios de diferentes partes del mundo expresan su consternación, exigen justicia y lamentan la pérdida de una vida que parecía llena de promesa. La imagen de Sara se ha convertido en un recordatorio de la violencia que azota a muchas mujeres, una violencia que a menudo se silencia y se ignora hasta que llega a consecuencias irreparables.
El rescate de Sara del río, aferrada a las ramas, con fracturas en sus extremidades y huellas de violencia en su cuerpo, es una imagen que difícilmente se borra de la memoria. La crudeza de la escena, capturada en videos que circularon en redes sociales, muestra la brutalidad del ataque y la lucha desesperada de Sara por sobrevivir. Su testimonio, en medio del dolor y la confusión, apuntaba a una agresión premeditada, un acto de violencia extrema que la dejó al borde de la muerte.
La Fiscalía General de Justicia de Colombia ha asumido la investigación, pero la lentitud en la obtención de resultados concretos genera frustración e impotencia. A una semana del transfeminicidio, la falta de detenidos alimenta la incertidumbre y la sensación de impunidad. La sociedad colombiana exige respuestas, exige justicia para Sara y para todas las víctimas de violencia de género. La pregunta que resuena en las calles y en las redes sociales es: ¿cuántas Saras más tendrán que perder la vida antes de que se tomen medidas efectivas para detener esta ola de violencia?
El caso de Sara Millerey no es un caso aislado. Es un reflejo de una problemática profunda y arraigada en nuestra sociedad. Es un llamado a la reflexión, a la acción y a la construcción de un futuro donde las mujeres puedan vivir libres de violencia. Es una oportunidad para que las autoridades, las instituciones y la sociedad en su conjunto asuman la responsabilidad de proteger a las mujeres y garantizar su derecho a una vida digna y segura. El recuerdo de Sara debe ser un motor para el cambio, un impulso para construir una sociedad más justa e igualitaria. Su voz, silenciada por la violencia, debe resonar en cada uno de nosotros como un llamado a la acción, a la solidaridad y a la lucha por un mundo libre de violencia de género.
Fuente: El Heraldo de México