El eco del derrumbe en la discoteca Jet Set de Santo Domingo sigue resonando, no solo en República Dominicana, sino en todo el mundo hispanohablante. La tragedia, que se cobró la vida de cientos de personas, ha dejado una profunda herida en la sociedad dominicana y ha conmovido a artistas de la talla de Alejandro Sanz, quien mantenía una estrecha amistad con varias de las víctimas.

Más allá de las cifras, de los fríos números que cuantifican la magnitud del desastre, se encuentran las historias personales, los rostros y las vidas truncadas. Alejandro Sanz, con el corazón en la mano, ha compartido su dolor con el mundo, abriendo una ventana a la intimidad del duelo. Sus palabras, cargadas de emoción, nos recuerdan la fragilidad de la vida y la importancia de valorar cada instante. "En un solo segundo nos cambia la vida, o nos la quita", una frase que resuena con la fuerza de un trueno y que nos invita a reflexionar sobre la fugacidad de nuestra existencia.

La imagen del cantante español despidiéndose de sus amigos en Santo Domingo es desgarradora. No es solo la pérdida de un amigo, de un compadre, es la pérdida de una parte de sí mismo. Ver a los hijos de sus amigos, huérfanos de padres, aferrados a él en busca de consuelo, es una imagen que habla por sí sola. El dolor de Sanz es palpable, se transmite a través de sus palabras, de sus gestos, de su silencio.

Pero el dolor de Alejandro Sanz no es un dolor aislado. Es el reflejo del dolor de toda una nación. República Dominicana llora a sus hijos, a las víctimas de esta tragedia que ha marcado un antes y un después en su historia. El cantante, consciente de ello, extiende su abrazo a todo el pueblo dominicano, compartiendo su dolor en un intento de aliviar, aunque sea un poco, el peso de la tragedia.

El homenaje de Sanz a sus amigos, a Rubby Pérez y a todas las víctimas del derrumbe, trasciende el ámbito personal y se convierte en un homenaje a la vida, a la amistad, a la solidaridad. Su presencia en Santo Domingo, su gesto de acompañar a las familias en su duelo, es un testimonio de la fuerza del espíritu humano, de la capacidad de encontrar consuelo en la unión y en el amor.

La tragedia de Jet Set nos deja una lección dolorosa: la vida es un regalo precioso que debemos cuidar y valorar cada día. Las palabras de Alejandro Sanz, cargadas de dolor y de amor, nos recuerdan esta verdad fundamental. Que su testimonio sirva para honrar la memoria de las víctimas y para construir un futuro donde tragedias como esta no vuelvan a ocurrir. Que el silencio del abismo que han dejado se llene con el eco de su recuerdo y con la esperanza de un mañana mejor. Y que la música, esa que tanto amaban, siga sonando en nuestros corazones como un canto a la vida.