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11 de abril de 2025 a las 09:30

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La transformación del lenguaje político en México es un fenómeno fascinante. Hemos pasado de la retórica rebuscada y las frases hechas, propias de una clase política desconectada de la realidad, a una expresión más directa, visceral, incluso coloquial. Algunos lo llaman vulgar, otros auténtico. Lo cierto es que la irrupción del EQPMPDM y su icónico "¡Fuchi caca!" marcó un antes y un después. De pronto, las barreras del decoro se derrumbaron y la "dignidad y sabiduría popular", como bien la describe el estimado Doctor Patán, inundó el discurso público.

Este cambio no se limita a una simple anécdota. Es un reflejo de una transformación más profunda en la relación entre el pueblo y sus representantes. El lenguaje, en este caso, funciona como un espejo. Ya no se busca la perfección artificial ni la elocuencia impostada. Se busca la conexión, la identificación, la empatía. Y qué mejor manera de lograrlo que utilizando el lenguaje de la calle, el lenguaje de la gente.

Recordemos el "¡Al carajo!" del EQPMPDM, el contundente "te rompo tu madre" de Noroña, o el memorable "Se las metimos doblada, compañeros" de Paco. Cada una de estas frases, en su aparente crudeza, transmite una fuerza, una pasión, que la retórica tradicional jamás podría alcanzar. Son expresiones que resuenan en el imaginario colectivo, que se graban en la memoria, que se comparten y se repiten.

Y no olvidemos las anécdotas, como la del candidato que, en un arranque de sinceridad, expresó su frustración con un florido "Soy tu patrón, chinga tu puta madre". O el diputado chilango que, en el calor del debate, dejó escapar un espontáneo "¡Ay, hija de la chingada!". Son momentos que humanizan a la figura del político, que lo acercan al ciudadano común, que rompen con la imagen acartonada y distante que antes predominaba.

Incluso la Ministra del Pueblo, con su enérgico "Hija de su reputísima madre", pronunciado en el contexto de la vida cotidiana, demuestra que esta nueva forma de expresión trasciende el ámbito político y se integra a la vida misma.

Por supuesto, existen antecedentes. Noroña, por ejemplo, ya había dado muestras de su particular estilo. Y cómo olvidar a Macedonio, cuya exuberancia verbal, aunque parcialmente perdida en la grabación, acompañó su enérgico puñetazo. Un gesto, por cierto, que nos hizo temer por su salud, pero que afortunadamente no pasó a mayores.

El Doctor Patán, con su agudo ojo, ha sabido captar la esencia de esta transformación. Su propuesta de camisetas con lemas como "Morena es papá, perros" o "El PRIAN nos la pela" es una muestra más de su brillante capacidad para conectar con el sentir popular. Una idea que, sin duda, generaría un gran impacto y reafirmaría la identidad del movimiento.

En definitiva, estamos ante un cambio de paradigma en el lenguaje político. Un cambio que refleja la evolución de la sociedad, la búsqueda de una mayor autenticidad y la necesidad de un diálogo más directo y sincero entre el pueblo y sus representantes. Un cambio que, como bien señala el Doctor Patán, es motivo de celebración.

Fuente: El Heraldo de México