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11 de abril de 2025 a las 20:00

Maltrato animal en Miramar: ¡Exigimos justicia!

La indignación recorre las playas de Miramar. La imagen del hombre rociando un líquido misterioso sobre los mapaches, grabada por turistas hace dos semanas, se ha convertido en el símbolo de una lucha que va más allá de la protección animal. Se ha transformado en un clamor por la justicia, por la aplicación real de las leyes que, si bien existen, parecen dormir en el papel. La sospecha de que varios mapaches presentan problemas oculares tras el incidente ha avivado la llama de la protesta, convirtiendo la preocupación en una exigencia de respuestas contundentes. Patricia Bautista Lagos, voz reconocida en la defensa de los animales en la región, no se anda con rodeos: "¿Dónde están las acciones? ¿Dónde está el bienestar animal que tanto pregonan?". Su pregunta resuena en el aire, exigiendo un plan concreto, una demostración palpable de que los recursos destinados a la protección animal se utilizan con eficacia.

La ausencia de los mapaches afectados en Playa Miramar, constatada por las autoridades, lejos de calmar los ánimos, ha sembrado la incertidumbre. ¿Dónde están? ¿Se han refugiado, sufriendo en silencio las consecuencias de la agresión? La promesa de continuar las investigaciones, aunque necesaria, no satisface la sed de justicia de quienes exigen un castigo ejemplar para el responsable.

La versión del hombre, quien se presentó ante las autoridades afirmando haber rociado a los mapaches con agua y jabón para protegerse a sí mismo y a su esposa, añade otra capa de complejidad al caso. ¿Agua y jabón? ¿Una medida disuasoria o una agresión disfrazada? La discrepancia entre su testimonio y las sospechas de los activistas pone de manifiesto la necesidad de una investigación exhaustiva que esclarezca los hechos y determine la verdad.

La presencia constante de mapaches en la zona, su familiaridad con los humanos, que a menudo se traduce en una búsqueda de alimento, es un elemento clave en esta historia. Su cercanía nos recuerda la responsabilidad que tenemos de protegerlos, de garantizar su bienestar, de respetar su existencia. La ley es clara: el maltrato animal está prohibido y el Código Penal de Tamaulipas establece sanciones que pueden llegar hasta los dos años de prisión y multas que superan los 56 mil pesos. Pero la ley, sin la voluntad de aplicarla, es letra muerta.

La protesta en Playa Miramar trasciende el caso específico de los mapaches. Es un grito contra la impunidad, contra la indiferencia, contra la normalización del maltrato animal. La demanda de justicia se extiende también a los equinos utilizados para jalar carretas de basura, una práctica anacrónica que vulnera la dignidad de estos animales y que debe ser erradicada. "No más maltrato animal, que se aplique la ley", coreaban los manifestantes, exigiendo un compromiso real de las autoridades para proteger a todos los seres sintientes.

Las palabras del secretario del ayuntamiento, Héctor Marín, asegurando que las demandas serán escuchadas, son un primer paso. Sin embargo, la pelota está ahora en el tejado de la PROFEPA, la institución encargada de velar por la protección de la fauna. La sociedad espera acciones concretas, resultados tangibles, un mensaje claro de que el maltrato animal no quedará impune. La mirada de los mapaches de Miramar, símbolo de vulnerabilidad, nos interpela a todos.

Fuente: El Heraldo de México