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12 de abril de 2025 a las 02:10

Justicia para Adriana: Vinculan a su pareja

La tragedia que ha envuelto a Chilpancingo nos recuerda la fragilidad de la vida y la persistente sombra de la violencia de género. Adriana Leyva Parra López, una dedicada educadora del preescolar "Juan de la Barrera", se convirtió en otra víctima de la brutalidad feminicida. Su historia, truncada de manera abrupta, deja un vacío irreparable en la comunidad educativa y un clamor de justicia en toda la ciudad.

El presunto responsable, Juan de la Cruz “N”, quien compartía su vida con Adriana desde hacía un año, ahora enfrenta la justicia. La Fiscalía General del Estado de Guerrero (FGE), tras una ardua labor de investigación, ha logrado vincularlo a proceso, presentando pruebas contundentes que lo relacionan directamente con el crimen. La confesión del propio Juan de la Cruz, según las autoridades, fue clave para la localización de los restos de Adriana, un acto que no sólo revela la crueldad del crimen, sino que también subraya la importancia de la colaboración en la búsqueda de la verdad y la justicia.

El hallazgo de las extremidades de Adriana en una construcción precaria en la colonia Sinaí, apenas 72 horas después de su desaparición, marcó el inicio de una pesadilla para su familia y para la comunidad. La posterior localización de más partes de su cuerpo en las inmediaciones del Cerro del Machochua, gracias al despliegue coordinado de la Policía del Estado, la Guardia Nacional y la Policía Ministerial, intensificó el dolor y la indignación. Imaginar el sufrimiento de Adriana y la angustia de sus seres queridos durante esos días es un ejercicio desgarrador que nos obliga a reflexionar sobre la urgente necesidad de erradicar la violencia contra las mujeres.

La necropsia, un testimonio silencioso del horror vivido por Adriana, reveló la extrema violencia ejercida en su contra. Un feminicidio que no sólo le arrebató la vida, sino que también la despojó de su dignidad. A sus 56 años, Adriana tenía mucho que ofrecer a su comunidad, a sus alumnos, a su familia. Su partida prematura deja un legado de dolor y un llamado a la acción.

La prisión preventiva dictada contra Juan de la Cruz y el plazo de cuatro meses establecido para el cierre de la investigación son pasos importantes en el camino hacia la justicia. Sin embargo, la verdadera justicia no se limita a la condena del culpable. Implica una transformación profunda de nuestra sociedad, una sociedad donde las mujeres puedan vivir libres del miedo y la violencia.

La misa celebrada en Chilpancingo, donde la comunidad exigió la pena máxima para el presunto feminicida, es una muestra del hartazgo y la indignación colectiva. Es un llamado a la unidad, a la solidaridad y a la acción. Debemos trabajar juntos para construir un futuro donde la vida de las mujeres sea valorada y protegida, donde la violencia de género sea erradicada y donde la justicia prevalezca. El recuerdo de Adriana debe ser un motor para impulsar un cambio real y duradero. No podemos permitir que su muerte sea en vano. Debemos honrar su memoria luchando por un mundo más justo y seguro para todas las mujeres.

Fuente: El Heraldo de México