
11 de abril de 2025 a las 20:25
Impulsa Lavalle economía campechana.
Campeche despierta de un letargo económico. Tras una preocupante recesión, el estado se sacude la dependencia del petróleo y se reinventa. Imaginen un gigante dormido que, tras un largo sueño, abre los ojos y descubre todo su potencial. Eso es Campeche hoy. La excesiva confianza en Pemex, como un árbol que ahoga a las plantas a su alrededor, impidió durante años la diversificación económica, llevando al estado a una situación crítica, con la pérdida de miles de empleos y un desplome en su economía. Los campechanos lo sintieron en sus bolsillos, la incertidumbre se apoderó de las calles y el futuro parecía incierto.
Pero el panorama está cambiando. Como un barco que ajusta sus velas en medio de la tormenta, Campeche ha encontrado un nuevo rumbo. Las estrategias impulsadas por la presidenta Claudia Sheinbaum y la gobernadora Layda Sansores comienzan a dar frutos, generando miles de empleos en un tiempo récord. Es la prueba de que un cambio de timón, con una visión clara y decidida, puede transformar la realidad.
El turismo, una joya escondida, se presenta como una pieza clave en esta revitalización. Millones de turistas recorren Campeche cada año, atraídos por su riqueza histórica y natural. Es un mercado enorme, una oportunidad dorada que el estado está dispuesto a aprovechar al máximo. Imaginen la derrama económica, las nuevas empresas, los empleos que se pueden generar. Campeche se prepara para recibir a los visitantes con los brazos abiertos, ofreciendo experiencias únicas e inolvidables.
Pero no se trata solo de turismo. La tierra fértil de Campeche, capaz de alimentar a su gente y al país entero, también juega un papel crucial. La producción de maíz, un pilar de la alimentación mexicana, tiene el potencial de convertir a Campeche en un referente nacional. Es un regreso a las raíces, una apuesta por la agricultura, por la autosuficiencia alimentaria.
La nueva Ley de Desarrollo Económico, próxima a presentarse en el Congreso, es una declaración de intenciones. Campeche ya no quiere ser solo un productor de materia prima, como la miel o la caña de azúcar. La industrialización es el siguiente paso, la clave para agregar valor a sus productos y generar riqueza. Imaginen la miel de Campeche, reconocida mundialmente, transformada en productos gourmet, en cosméticos, en una fuente inagotable de innovación.
La Ley de Atracción de Inversiones es otra pieza fundamental de este rompecabezas. Campeche quiere ser un imán para las empresas, un lugar donde invertir sea sinónimo de éxito. Se busca cerrar la brecha que separa al estado de sus vecinos, impulsando el crecimiento económico y mejorando la calidad de vida de sus habitantes.
El camino no ha sido fácil. La dependencia del petróleo dejó una profunda huella en la economía de Campeche. Pero la voluntad de cambio, la determinación de un pueblo que se niega a rendirse, está dando sus frutos. Hay prisa, el tiempo apremia, pero la convicción es firme. Campeche se transforma, se reinventa, se levanta con fuerza. El futuro se vislumbra prometedor, lleno de oportunidades. Es el despertar de un gigante, el inicio de una nueva era.
Fuente: El Heraldo de México