
11 de abril de 2025 a las 09:10
Domina la crisis y prospera
La tensión global se palpa en el aire. El eco del proteccionismo resuena con fuerza, recordándonos épocas oscuras donde el aislacionismo y la desconfianza mutua desencadenaron conflictos de magnitudes inimaginables. El Primer Ministro de Singapur, con una serenidad admirable, ha alertado al mundo sobre los peligros que acechan en el horizonte. Su mensaje, un llamado a la unidad y a la fortaleza ante la adversidad, debería resonar en los oídos de todos los líderes mundiales. No podemos ignorar las señales, la fragilidad de las instituciones internacionales y el desprecio por las normas que han mantenido la paz durante décadas son síntomas preocupantes. El fantasma de 1930, con sus conflictos comerciales que escalaron a una guerra global, se asoma amenazante.
En este contexto, la reacción de la presidenta Sheinbaum ante las presiones de la administración Trump ha sido elogiada, tanto dentro como fuera de México. Su temple y la decisión de evitar represalias han sido aplaudidas como una muestra de prudencia y liderazgo. Sin embargo, la contención, si bien necesaria para evitar reacciones impulsivas, no puede ser la única estrategia a largo plazo. Se requiere una visión más amplia, una hoja de ruta que nos permita navegar las turbulentas aguas de la geopolítica actual y, sobre todo, aprovechar las oportunidades que, paradójicamente, pueden surgir de la crisis.
La coyuntura actual exige una profunda reflexión sobre el rumbo que queremos para nuestro país. Es imperativo voltear hacia adentro y cuestionar las políticas que nos han mantenido anclados al subdesarrollo. La llegada de Trump, con sus presiones y amenazas, debería ser el catalizador para un cambio de paradigma. En materia de seguridad, la presidenta ha dado pasos importantes, abandonando la política de abrazos y enfrentando al crimen organizado con mayor firmeza. Si bien es cierto que estas acciones se dan en un contexto de presión externa, es esperanzador pensar que también responden a la demanda de la sociedad por un país más seguro.
No obstante, persisten fuentes de incertidumbre que amenazan con desestabilizar el país. La erosión institucional y el sistemático desmantelamiento del poder judicial nos colocan en una posición de extrema vulnerabilidad. La farsa electoral que se avecina otorgará al gobierno un control absoluto sobre jueces y magistrados, pero no resolverá los problemas de fondo: la impunidad, la corrupción y las deficiencias en la procuración de justicia. ¿Quién se encargará de la avalancha legal que se avecina desde Estados Unidos?
Las quejas de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos son una señal de alarma. La desaparición del IFT y otros organismos reguladores, las reformas que favorecen a PEMEX y CFE en detrimento de la inversión privada, las barreras no arancelarias impuestas en sectores clave como el minero, farmacéutico y agrícola, son todos elementos que presagian una batalla legal de grandes proporciones. Estos conflictos, lejos de fortalecer nuestra posición, nos debilitan y nos alejan del camino del desarrollo.
La presidenta Sheinbaum tiene la oportunidad histórica de no solo contener el daño infligido por las políticas proteccionistas de Trump, sino de transformar esta crisis en una oportunidad para impulsar el desarrollo que México merece. El verdadero liderazgo no se limita a la resiliencia, sino que implica la capacidad de reaccionar, adaptarse y aprovechar las crisis para construir un futuro mejor. Es hora de dejar atrás las viejas recetas y apostar por un nuevo modelo de desarrollo, basado en la justicia, la transparencia y el respeto a las instituciones. El futuro de México está en juego, y la historia nos juzgará por las decisiones que tomemos en este momento crucial.
Fuente: El Heraldo de México