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12 de abril de 2025 a las 00:20

Dile Adiós a las Várices Naturalmente

El mal funcionamiento de las válvulas venosas es el principal culpable de la aparición de varices. Estas pequeñas compuertas, ubicadas dentro de las venas, se encargan de asegurar que la sangre fluya en una sola dirección, de regreso al corazón. Cuando estas válvulas se debilitan o dañan, la sangre puede refluir y acumularse en las venas, causando la dilatación y la tortuosidad característica de las varices. Imaginen una presa que no retiene el agua correctamente: el exceso de líquido se acumula y desborda, de forma similar a como la sangre se acumula en las venas afectadas.

Diversos factores pueden contribuir al deterioro de estas válvulas. La edad, por ejemplo, juega un papel importante. Con el paso del tiempo, las venas pierden elasticidad y las válvulas se vuelven menos eficientes. El componente genético también influye significativamente. Si existen antecedentes familiares de varices, la probabilidad de desarrollarlas aumenta considerablemente. Es como heredar una predisposición a un tipo de construcción venosa menos resistente.

El embarazo, un periodo de grandes cambios hormonales y aumento del volumen sanguíneo, también incrementa el riesgo de varices. La progesterona, hormona esencial durante la gestación, relaja las paredes venosas, lo que puede dificultar el trabajo de las válvulas. Además, el útero en crecimiento ejerce presión sobre las venas de la pelvis, dificultando aún más el retorno venoso. Afortunadamente, estas varices suelen mejorar después del parto.

El sobrepeso y la obesidad también contribuyen a la aparición de varices. El exceso de peso ejerce una presión adicional sobre las venas de las piernas, dificultando el flujo sanguíneo de regreso al corazón. Mantener un peso saludable mediante una dieta equilibrada y ejercicio regular es fundamental para prevenir y aliviar los síntomas de las varices.

Permanecer de pie o sentado durante largos períodos de tiempo, tan común en muchos trabajos actuales, dificulta el retorno venoso y favorece la aparición de varices. La falta de movimiento muscular en las piernas reduce la eficiencia del bombeo natural que ayuda a impulsar la sangre hacia el corazón. Es importante incorporar pausas activas en la rutina diaria, levantarse, caminar y realizar estiramientos para activar la circulación.

Más allá de la estética, la salud vascular es esencial. Si bien las arañitas vasculares, pequeñas venas dilatadas de color rojo o azul, suelen ser principalmente un problema estético, las varices más grandes pueden causar síntomas como pesadez, dolor, hinchazón, picazón y calambres nocturnos. En casos más severos, pueden aparecer complicaciones como flebitis (inflamación de las venas), úlceras venosas o trombosis venosa profunda (formación de coágulos).

Ante la presencia de varices, es fundamental consultar a un especialista en angiología o cirugía vascular. El médico realizará una evaluación completa para determinar la gravedad del problema y recomendar el tratamiento más adecuado. Existen diversas opciones terapéuticas, desde cambios en el estilo de vida y el uso de medias de compresión, hasta procedimientos mínimamente invasivos como la escleroterapia o la ablación con láser.

El cuidado de la salud vascular es una inversión a largo plazo. Adoptando hábitos saludables como mantener un peso adecuado, realizar ejercicio regularmente, elevar las piernas al descansar y evitar la ropa ajustada, podemos contribuir a la salud de nuestras venas y prevenir la aparición de varices. Recuerda que una buena circulación es sinónimo de bienestar.

Fuente: El Heraldo de México