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11 de abril de 2025 a las 09:15

Descubre la magia de Dinamarca

La crisis del abasto de medicamentos en México resurge como un fantasma implacable. Seis años después, la promesa de un sistema de salud robusto y accesible se desmorona ante la ineficiencia y la opacidad. La reciente cancelación de la licitación para la compra de medicamentos, insumos médicos y material de curación para el periodo 2025-2026, atribuida a “irregularidades” en Birmex, es un golpe devastador para la esperanza de millones de mexicanos. El eufemismo de “irregularidades” apenas disfraza la sombra de la corrupción y los malos manejos que parecen enquistarse en el sistema.

La intervención de la Secretaría de Anticorrupción y Buen Gobierno, suspendiendo la licitación por “vicios de origen”, lejos de tranquilizar, añade otra capa de incertidumbre. La promesa de que el abastecimiento está garantizado con las órdenes de suministro ya emitidas suena hueca ante la magnitud del problema. El optimismo oficial, que nos invita a confiar y esperar, se asemeja a un espejismo en el desierto de la escasez. Mientras se asegura que los pagos a proveedores se cubrirán, la realidad para miles de pacientes es la angustiosa espera por medicamentos esenciales.

La cifra de 13 mil millones de pesos, presuntamente desviados en la adquisición de medicamentos y vacunas, es una losa que pesa sobre la credibilidad del sistema. Las denuncias de otros participantes en la licitación, que señalan manipulaciones para favorecer a ciertos proveedores, refuerzan la percepción de un proceso viciado. La separación de tres funcionarios, sin mayor información sobre su identidad o las consecuencias que enfrentarán, deja un sabor a impunidad.

La tragedia se agrava al considerar que llevamos casi siete años luchando contra la escasez de medicamentos. La incompetencia administrativa y la corrupción se entrelazan en una danza macabra, poniendo en riesgo la vida de millones de mexicanos. La falta de 175 claves de fármacos esenciales es una sentencia de muerte para pacientes que dependen de ellos. La promesa de acabar con la corrupción en la industria farmacéutica se desvanece en la nada, sin una sola denuncia concreta. La fallida intervención de la ONU, la absurda propuesta de la “farmaciototota” y la quimera de un sistema de salud a la altura de Dinamarca, son testimonios de la incapacidad para resolver la crisis.

La realidad se impone con crudeza: la salud de los mexicanos parece subordinada a intereses económicos. La frase "La salud va y viene, lo que de veras importa es el dinero", atribuida a la 4T, resume la tragedia de un sistema que falla a quienes más lo necesitan. La pregunta que queda en el aire es: ¿cuántas vidas más se perderán antes de que se tomen medidas reales y efectivas para garantizar el acceso a medicamentos esenciales? La respuesta, por desgracia, parece estar en manos de la indiferencia y la impunidad.

Fuente: El Heraldo de México