La carrera judicial de Paula María García Villegas Sánchez Cordero se despliega como un tapiz tejido con la dedicación y la búsqueda constante de la justicia. 28 años dedicados al Poder Judicial, esculpiendo un legado en el Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, respaldan su decisión de aspirar a la máxima instancia de justicia en el país: la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Su petición de licencia, un acto que demuestra la seriedad de su compromiso con esta aspiración, le permite volcar toda su energía en la campaña y conectar con la ciudadanía.

En una reveladora entrevista con Salvador García Soto, García Villegas Sánchez Cordero se define a sí misma no solo como una juzgadora, sino como una artífice del derecho, sensible y comprometida con el fondo de cada caso, más allá de las formalidades. Su enfoque, centrado en la esencia de la justicia, la ha llevado a emitir sentencias pioneras que han resonado en la sociedad y han sentado precedentes importantes. Una de estas sentencias, la referente al orden de los apellidos, un tema que toca las fibras más sensibles de la identidad, demuestra su visión vanguardista y su compromiso con la evolución del derecho. “No habría llegado a la Corte si no fuera por una sentencia mía”, afirma con la convicción de quien conoce el impacto de su trabajo. El camino no fue fácil, reconoce, pero la perseverancia y la claridad de su propósito la llevaron a alcanzar un logro significativo que hoy se refleja en la vida de muchas familias.

Su compromiso con la justicia trasciende las barreras de lo humano. Sentencias en materia de protección animal y derecho ambiental pintan un cuadro más completo de su trayectoria, revelando una sensibilidad que abarca la defensa de los seres vivos y del planeta que habitamos. Estos fallos no son solo líneas en un documento legal, sino testimonios de su convicción y una muestra palpable de su capacidad para abordar temas complejos con profundidad y humanidad.

Lejos de ampararse en el prestigio familiar – es hija de abogados –, García Villegas Sánchez Cordero construye su candidatura sobre los cimientos sólidos de su experiencia y sus logros. "Las cifras en mi carrera me avalan", declara, subrayando la importancia de los datos duros frente a cualquier tipo de privilegio. Reconoce su origen con orgullo, pero insiste en que su aspiración se basa en méritos propios, en una trayectoria impecable labrada con esfuerzo y dedicación. No busca ser designada, sino ganar su lugar en la Corte a través del voto ciudadano, un voto que confía en su capacidad y experiencia.

La candidata visualiza una Corte diferente, una Corte en sintonía con la voz de la ciudadanía. "El poder está en manos de la ciudadanía", afirma, destacando la importancia de la participación ciudadana en la elección de los ministros. En un llamado a la responsabilidad cívica, insta a los votantes a elegir perfiles experimentados, capaces de navegar las complejidades del sistema judicial con solvencia y eficacia. La experiencia, argumenta, es fundamental para evitar el desborde y garantizar un trabajo metódico y riguroso.

En un contexto histórico donde la justicia enfrenta el reto de dar respuestas oportunas, García Villegas Sánchez Cordero se presenta como una figura capaz de asumir esta responsabilidad con la experiencia, la sensibilidad y la determinación que la caracterizan. Con la satisfacción del trabajo realizado y la mirada puesta en el futuro, invita a la ciudadanía a participar activamente en las elecciones del 1 de junio. “Yo estoy en la lista con el número 12 en la boleta morada”, recuerda, invitando a la ciudadanía a sumarse a su proyecto y a construir juntos un futuro donde la justicia sea el pilar fundamental de la sociedad.