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11 de abril de 2025 a las 09:35

Actúa contra la sequía.

La sequía, un enemigo silencioso que no respeta agendas políticas, se cierne sobre el campo mexicano, poniendo a prueba la recién anunciada estrategia de soberanía alimentaria del gobierno de Claudia Sheinbaum, "Cosechando Soberanía". Mientras se prometen apoyos y se dibujan planes para impulsar la producción agrícola, la realidad en el terreno es árida, literalmente. El último informe del Grupo Consultor de Mercados Agropecuarios (GCMA), liderado por Juan Carlos Anaya, pinta un panorama preocupante: la escasez de agua persiste en estados clave para la agricultura nacional, amenazando la viabilidad de las cosechas y el sustento de miles de familias.

Las lluvias de marzo, aunque ofrecieron un respiro momentáneo en algunas zonas del noreste, no fueron suficientes para revertir la situación. El norte del país sigue padeciendo los estragos de la sequía, con presas agrícolas en niveles críticos. En Sinaloa, el granero de México, el almacenamiento de agua apenas alcanza un alarmante 7.9%. Sonora, otro bastión agrícola, registra una leve mejoría, pero la situación sigue siendo precaria, poniendo en riesgo cultivos esenciales como el trigo y diversas hortalizas.

La voz de la experiencia, en la persona de José Luis Luege Tamargo, ex titular de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), resuena con fuerza: los 72 municipios de Sonora se encuentran bajo alguna categoría de sequía. La imagen desoladora de pastizales secos y ganado sin el peso necesario para su comercialización nos confronta con la cruda realidad. En Chihuahua, la sequía se traduce en la pérdida de empleos para al menos 15 mil jornaleros, un duro golpe para la economía local y un recordatorio de la vulnerabilidad del sector agrícola ante los embates del clima.

Ante este panorama, “Cosechando Soberanía” se presenta como un proyecto con buenas intenciones, pero con un vacío crucial: la falta de una estrategia concreta para enfrentar la sequía. Si bien se contempla un seguro agropecuario, esta medida se percibe más como un paliativo que como una solución de fondo. Lo que el campo necesita no es la compensación por las pérdidas, sino la inversión en infraestructura que permita una gestión eficiente del agua. La tecnificación del riego, la captación de agua de lluvia y la implementación de nuevas tecnologías para una agricultura sustentable son cruciales para construir una verdadera resiliencia ante la sequía.

La soberanía alimentaria no se decreta, se construye. Y no se construye con discursos ni con asistencias técnicas, sino con agua. Sin lluvias suficientes, las semillas no germinan, las cosechas se pierden y las políticas, por bien intencionadas que sean, se quedan en letra muerta.

Es urgente que el gobierno federal no solo escuche las voces de alarma de los productores, sino que actúe con decisión. La publicación de las reglas de operación completas de “Cosechando Soberanía” debe ser un primer paso, pero es fundamental que estas reglas incorporen criterios que consideren el impacto de la sequía en cada región del país. Se necesitan esquemas de atención prioritaria para las entidades con mayor riesgo, que incluyan no solo apoyos económicos, sino también inversión en infraestructura hídrica y capacitación para el uso eficiente del agua.

"Cosechando Soberanía" tiene el potencial de ser un programa transformador para el campo mexicano, pero su éxito depende de la capacidad del gobierno para reconocer y abordar la sequía como una prioridad. El futuro de la agricultura, y con ella la soberanía alimentaria del país, se juega en la tierra, pero se decide en el cielo. Es hora de mirar hacia arriba y actuar en consecuencia.

Fuente: El Heraldo de México