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12 de abril de 2025 a las 02:45

Abre las puertas del corazón a Jesús

La Semana Santa de 2025, que comienza el 13 de abril, nos invita a reflexionar sobre la profunda significación de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Más allá de la fecha, que varía cada año debido a su cálculo basado en el calendario lunar y su relación con la primera luna llena después del equinoccio de primavera, el Domingo de Ramos nos conecta con la esencia misma de la fe cristiana. Este año, la llegada del Domingo de Ramos nos encuentra quizás más preparados para la introspección, para abrir las puertas de nuestro corazón y recibir el mensaje de renovación y esperanza que esta fecha representa.

Imaginemos por un momento la escena: Jerusalén, una ciudad vibrante y llena de expectativas, recibe a Jesús. La multitud, con palmas en mano, aclama al que consideran el Mesías. Estos gestos, aparentemente sencillos, encierran una profunda simbología. Las palmas, que hoy bendecimos en nuestras iglesias, representan aquellas ramas que la gente cortaba de los árboles para rendir homenaje a Jesús. Un homenaje que resonaba con la esperanza de un nuevo comienzo, de una liberación.

Hoy, en 2025, la tradición de bendecir las palmas nos conecta directamente con ese momento histórico. Nos recuerda la importancia de la humildad y la fe. Al sostener una palma bendita, no solo participamos en un ritual, sino que renovamos nuestra conexión con la historia de la salvación. Nos convertimos, de alguna manera, en parte de esa multitud que recibió a Jesús en Jerusalén.

Es importante destacar que la Semana Santa no se limita a la celebración del Domingo de Ramos. Es el inicio de un periodo de intensa reflexión que culmina con la Pascua, el Domingo de Resurrección. Un periodo que nos invita a examinar nuestras vidas, a reconocer nuestras fragilidades y a buscar la reconciliación con nosotros mismos y con los demás.

La oración que compartimos, "Señor, haz de mi corazón Tu nueva y eterna Jerusalén…", resume de manera magistral la esencia de esta preparación espiritual. Nos exhorta a abrir nuestro corazón a la presencia de Jesús, a transformar nuestro interior en un templo sagrado donde la verdad, la humildad y el amor puedan florecer. Nos invita a derribar los muros del egoísmo y la soberbia, a dejar que la luz de la fe ilumine cada rincón de nuestro ser.

En estos tiempos de incertidumbre y desafíos, la Semana Santa se presenta como una oportunidad única para reencontrarnos con nuestra espiritualidad. Nos invita a recorrer el camino de la reflexión, la oración y la conversión, para llegar renovados a la celebración de la Pascua. Que este Domingo de Ramos sea el comienzo de una profunda transformación interior, un verdadero renacimiento del espíritu.

Fuente: El Heraldo de México