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11 de abril de 2025 a las 02:55

Primavera bélica: Rusia intensifica ofensiva en Ucrania

La primavera se acerca, y con ella, la amenaza de una renovada ofensiva rusa en Ucrania. No se trata de una mera especulación, sino de un análisis basado en la movilización de un contingente considerable de soldados rusos, entre 150,000 y 160,000, que se suma a las fuerzas ya desplegadas. Este movimiento estratégico, aunado a la mejora de las condiciones climáticas, sugiere la inminente intensificación del conflicto. Imaginen la magnitud de la preparación bélica que se esconde tras estas cifras: el entrenamiento, el armamento, la logística… todo apunta a una escalada en la violencia.

Mientras tanto, la diplomacia se mueve a un ritmo lento y tortuoso, con negociaciones que parecen en punto muerto. La presión de Estados Unidos ha impulsado el diálogo, pero Rusia se muestra reacia a un alto el fuego completo, limitándose a acuerdos parciales, como la suspensión de ataques a infraestructuras energéticas. ¿Qué se esconde tras esta estrategia? Algunos analistas sugieren que Rusia busca ganar el máximo terreno posible antes de cualquier acuerdo, consolidando su control sobre territorios ucranianos como moneda de cambio en futuras negociaciones.

La situación se complica aún más con la presencia de actores externos. La participación de soldados norcoreanos junto al ejército ruso es un hecho que añade una nueva capa de complejidad al conflicto. Y la detención de ciudadanos chinos en el frente, aunque no se haya confirmado su vinculación oficial con el gobierno de Pekín, plantea interrogantes sobre la posible influencia de otras potencias en la guerra.

La economía rusa, volcada en el esfuerzo bélico, se resiente bajo el peso de las sanciones internacionales. Aunque se estima que Rusia podría sostener la guerra durante dos o tres años más, a largo plazo, las consecuencias económicas podrían ser devastadoras, similares a las que sufrió la Unión Soviética tras la guerra en Afganistán.

Ucrania, por su parte, se enfrenta al desafío de resistir la presión militar rusa sin ceder a demandas que comprometan su soberanía. A pesar de haber aceptado un alto al fuego inmediato, la negativa de Rusia a detener su ofensiva revela, según algunos expertos, su verdadero objetivo: debilitar y controlar a Ucrania. La pregunta que nos asalta es: ¿logrará la diplomacia imponerse a la lógica de la guerra, o estaremos ante una nueva fase de un conflicto cada vez más complejo y peligroso? El futuro de Ucrania, y quizás el equilibrio de poder en la región, penden de un hilo.

Fuente: El Heraldo de México