
10 de abril de 2025 a las 04:50
Lula en la CELAC: Unidad latinoamericana
La sombra de la incertidumbre se cierne sobre América Latina y el Caribe. Nos encontramos, como bien lo ha expresado el presidente Lula da Silva, en una encrucijada histórica. No son tiempos fáciles. La amenaza de un nuevo orden mundial, con sus divisiones y tensiones geopolíticas, nos obliga a reflexionar profundamente sobre nuestro papel en este escenario cambiante. El fantasma de las "zonas de influencia" resurge, evocando épocas pasadas que creíamos superadas. No podemos permitir que la historia se repita. La unidad, la integración y la cooperación regional no son meros ideales, sino la única vía para navegar estas aguas turbulentas y asegurar un futuro próspero para nuestros pueblos.
Las palabras del presidente brasileño resuenan con fuerza: aranceles arbitrarios, guerras comerciales sin ganadores, la desestabilización de la economía internacional… son síntomas de un malestar global que nos afecta a todos. La historia, maestra implacable, nos enseña que el aislamiento y la fragmentación solo conducen a la vulnerabilidad. Divididos, seremos presa fácil de las ambiciones de las superpotencias. Unidos, en cambio, podemos construir un bloque sólido, capaz de defender sus intereses y proyectar su voz en el concierto de las naciones.
La CELAC, como espacio de encuentro y diálogo, se erige como una herramienta fundamental para la construcción de una agenda común. Es en este foro donde debemos debatir, con franqueza y sin tapujos, los desafíos que nos aquejan y buscar soluciones conjuntas. La defensa de la democracia, la erradicación del hambre, el cuidado del medio ambiente, la protección de los migrantes… son temas cruciales que exigen una respuesta coordinada y decidida.
El llamado del presidente Lula a rescatar la credibilidad de la ONU y a elegir a la primera mujer Secretaria General es un paso en la dirección correcta. Fortalecer el multilateralismo, basado en el respeto al derecho internacional y la soberanía de los Estados, es esencial para construir un mundo más justo y equitativo. No podemos callar ante las amenazas a la autodeterminación de los países de la región. El bloqueo a Cuba, las sanciones contra Venezuela, la crisis en Haití… son situaciones que demandan nuestra atención y nuestra solidaridad.
El presidente Arce, de Bolivia, ha sido contundente al afirmar que la unidad en la diversidad es nuestra mayor fortaleza. La fragmentación, por el contrario, nos debilita y nos expone a la explotación. Debemos aprender de las lecciones del pasado y construir un futuro donde la cooperación y la integración sean los pilares de nuestro desarrollo. La CELAC no puede ser un simple espacio de retórica, sino un mecanismo efectivo para la articulación política, la toma de decisiones y la construcción de un futuro compartido. Es hora de dejar de lado las diferencias, superar las viejas rencillas y trabajar juntos por el bien común. El destino de América Latina y el Caribe está en nuestras manos.
Fuente: El Heraldo de México