Escapar del torbellino citadino que envuelve a la Ciudad de México no siempre implica un viaje largo y extenuante. A veces, la serenidad se encuentra a tan solo unos kilómetros, esperando ser descubierta en la forma de majestuosas haciendas que resguardan siglos de historia y tradición. Estas antiguas joyas arquitectónicas, testigos silenciosos del paso del tiempo, abren sus puertas para ofrecer una experiencia que trasciende la simple degustación de un desayuno o brunch. Se trata de un viaje sensorial que nos transporta a un México de antaño, donde el aroma del café recién hecho se mezcla con la fragancia de los jardines floridos y el murmullo del agua en las fuentes.

Para aquellos que buscan un refugio de paz y una conexión con la historia, las haciendas cercanas a la CDMX se presentan como la alternativa perfecta para una escapada de fin de semana. Olvídate del tráfico, del ruido ensordecedor y de la rutina agobiante. Sumérgete en la tranquilidad de estos oasis, donde el tiempo parece detenerse y la belleza del entorno te invita a la contemplación.

A tan solo una hora de la capital, en el corazón del estado de Hidalgo, se erige la imponente Hacienda Caltengo. Sus muros, impregnados de historia, narran la vida y trágica muerte del ilustre político Melchor Ocampo. Hoy, este emblemático lugar ha renacido como un santuario gastronómico que ofrece un brunch dominical sin igual. Imagina despertar con el aroma de los tamales recién hechos, el atole humeante y los chilaquiles crujientes, acompañados de una selección de exquisitos moles y quesos artesanales. Todo esto, mientras disfrutas de la belleza de sus jardines, adornados con una capilla labrada en cantera y fuentes que susurran historias del pasado. Una experiencia que deleitará no solo tu paladar, sino también tu espíritu.

Si buscas una experiencia más cercana a la ciudad, la Ex Hacienda San Pablo de Enmedio, en Tlalnepantla, te espera a tan solo 20 minutos de distancia. Esta joya arquitectónica, que conserva el 80% de su estructura original, te transportará a la época colonial con sus techos altos, muros de cantera y amplios jardines. Su brunch dominical es un festín para los sentidos, con una oferta que abarca desde frescos mariscos hasta carnes jugosas y chilaquiles tradicionales, sin olvidar una tentadora selección de pan dulce, frutas y jugos. Y para aquellos que buscan un toque de indulgencia, las mimosas y gin tonics ilimitados añadirán un toque de sofisticación a la experiencia.

Para una escapada con un toque moderno, el Molino de los Reyes, en Tlaxcala, es la opción ideal. Este antiguo molino de trigo del siglo XVIII, que posteriormente sirvió como cuartel militar durante la Revolución Mexicana, ha sido transformado en un encantador hotel boutique y restaurante. Su ubicación privilegiada, junto a una cascada, crea un ambiente mágico y relajante. El menú de desayunos, una fusión de la cocina tradicional mexicana con toques contemporáneos, te sorprenderá con platillos como omelettes de huitlacoche con queso de cabra y otras delicias regionales elaboradas con ingredientes frescos y de temporada.

Cada una de estas haciendas ofrece una propuesta única, una experiencia que va más allá del simple hecho de comer. Se trata de conectar con la historia, con la naturaleza y con la riqueza cultural de México. Ya sea que busques un brunch sofisticado, una experiencia tradicional o una fusión de sabores, estas haciendas te ofrecen un escape perfecto del bullicio de la ciudad y una oportunidad para recargar energías en un entorno de ensueño. Así que, la próxima vez que sientas la necesidad de desconectar, recuerda que la tranquilidad y la belleza te esperan a solo unos pasos, en el corazón de estas históricas haciendas mexicanas.