Han pasado casi diez años desde que el internet conoció a Ruth, la adolescente de Ecatepec cuyo deseo ferviente de ir al tianguis "a pensar cosas" se convirtió en un fenómeno viral. Su imagen, capturada en un video casero durante una acalorada discusión con su madre, recorrió las redes sociales a la velocidad de la luz, transformándose en memes, GIFs y la inspiración para innumerables chistes. Pero, ¿qué hay detrás de la icónica frase? ¿Qué pensamientos bullían en la mente de aquella joven de 13 años que anhelaba con tanta vehemencia perderse entre los puestos del tianguis?

Gracias al trabajo del reconocido youtuber Yulay, finalmente podemos desentrañar el misterio. En un emotivo reencuentro, Ruth, ahora una joven madre de 25 años, nos revela la verdad tras la historia. Lejos de la imagen que muchos construyeron en su imaginación, la razón de su desesperación no era una profunda reflexión existencial entre las frutas y verduras, sino un encuentro amoroso. Un chico, un regalo y la rebeldía propia de la adolescencia fueron los verdaderos catalizadores de aquel berrinche que quedó inmortalizado en la memoria colectiva de internet.

Imaginen la escena: un sábado a mediodía, el sol de Ecatepec cayendo a plomo sobre las casas. Ruth, con la impaciencia propia de sus 13 años, se prepara para su cita. Las dos de la tarde, la hora acordada con aquel chico que le robaba el sueño, se acercaban inexorablemente. Pero un obstáculo se interponía entre ella y su anhelo romántico: su madre. Los escapes previos de Ruth para ver a su pretendiente habían agotado la paciencia materna, y la respuesta a su petición fue un rotundo no.

La frustración de Ruth se desbordó en un torrente de emociones. La discusión con su madre, grabada por su primo y posteriormente subida a internet por su prima, se convirtió en el testimonio de un momento de intensa lucha adolescente. La famosa frase, "quiero ir al tianguis a pensar cosas", brotó de sus labios como una justificación desesperada, una excusa improvisada para escapar de la presión familiar y encontrarse con el objeto de su afecto.

Hoy, con la perspectiva que otorgan los años, Ruth recuerda aquel episodio con una mezcla de nostalgia y diversión. "Fue un berrinche por amor", confiesa, reconociendo que la verdadera razón de su desesperación estaba lejos de las profundas reflexiones filosóficas que muchos le atribuyeron. El tianguis, en realidad, era un simple escenario, un punto de encuentro para un amor adolescente.

La historia de Ruth nos recuerda el poder viralizador de internet y cómo un simple video casero puede transformar la vida de una persona. Nos muestra, además, la importancia de conocer la historia completa, de ir más allá de la superficie y descubrir la verdad que se esconde tras las imágenes y las frases que se convierten en fenómenos virales. Y, sobre todo, nos recuerda que detrás de cada meme, de cada GIF, hay una persona real, con sus propias historias, emociones y anhelos. En el caso de Ruth, el anhelo de un amor adolescente que la llevó a protagonizar, sin saberlo, uno de los momentos más icónicos de la historia del internet en México.