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10 de abril de 2025 a las 09:25

¡Azul avanza! Cruz Azul vence al América.

La noche del 9 de abril quedará grabada en la memoria de la afición cementera. No solo por la victoria, un 2-1 vibrante y sufrido, sino por la sensación de liberación, de romper una cadena que parecía eterna. Derrotar al América, al acérrimo rival, en una instancia decisiva de la Concacaf Champions Cup, tiene un sabor especial. Un sabor a revancha, a justicia divina para una afición que ha soportado la pesada losa de las finales perdidas, de las eliminaciones dolorosas, precisamente a manos de las Águilas.

Casi 25 años. Esa es la cifra que resume la sequía de victorias cruciales de Cruz Azul sobre el América. Un cuarto de siglo en el que el fantasma azulcrema se aparecía una y otra vez para frustrar las aspiraciones celestes. Desde aquel lejano Invierno de 1999, con el gol de Diego Latorre aún resonando en los anales de la historia, la Máquina no había logrado imponerse en una eliminatoria directa. Siete veces, siete dolorosas derrotas, incluyendo tres finales que dejaron cicatrices profundas en el corazón cementero.

Si bien la victoria en la Copa MX de 2013, a partido único, representó un pequeño oasis en el desierto, no tenía el peso específico de una eliminatoria de ida y vuelta. Esta vez fue diferente. Desde el empate sin goles en la ida, se respiraba un aire distinto en La Noria. La Máquina de Vicente Sánchez salió a la cancha del Olímpico Universitario con una convicción inquebrantable, dispuesta a escribir una nueva página en la historia del Clásico Joven.

El gol tempranero de Ángel Sepúlveda inyectó una dosis de euforia en la afición celeste. Sin embargo, el fantasma del pasado amenazó con aparecerse de nuevo con el empate de Álvaro Fidalgo. Los minutos posteriores fueron una auténtica prueba de fuego para los jugadores de Cruz Azul. La presión, el recuerdo de las derrotas pasadas, podían haberlos paralizado. Pero esta vez, el equipo demostró una madurez y una resiliencia admirables.

La figura de Ángel Sepúlveda, con su doblete agónico, se agigantó en el Olímpico Universitario. Su segundo gol, al minuto 86, no solo selló la victoria, sino que desató una explosión de júbilo contenida durante años. La afición cementera, por fin, podía celebrar una victoria trascendental sobre su eterno rival.

Sin embargo, más allá de la euforia, es crucial mantener los pies en la tierra. Este triunfo, sin duda, es un gran paso, un envión anímico importantísimo. Pero el camino es largo y aún quedan muchos objetivos por cumplir. La Concacaf Champions Cup y la liga, esas son las metas que deben guiar al equipo en lo que resta del torneo. La humildad y el trabajo constante serán las claves para alcanzar la gloria.

El próximo capítulo de esta rivalidad se escribirá pronto, en la jornada 15 del Clausura 2025. Un nuevo Clásico Joven, con un contexto diferente, pero con la misma intensidad y pasión de siempre. América vs. Cruz Azul, Cruz Azul vs. América, una rivalidad que se ha convertido en el plato fuerte del fútbol mexicano, un duelo de titanes que temporada tras temporada nos regala emociones a raudales.

Por Mariano Torres

Colaborador

@MARIANOTORRESH

MAAZ

Fuente: El Heraldo de México