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9 de abril de 2025 a las 12:25

Usigli: El regreso del incómodo

La figura de Rodolfo Usigli se yergue imponente en el panorama teatral mexicano, no solo por su talento indiscutible, sino también por la audacia con la que retrató las complejidades de la sociedad posrevolucionaria. "El gesticulador", obra cumbre de su repertorio, se convirtió en un espejo incómodo para la élite política, un reflejo que desvelaba las contradicciones y simulaciones de un sistema aún en construcción. Lejos de la intención de un ataque personal, Usigli, con la precisión de un cirujano, diseccionaba los vicios y las ambiciones que se ocultaban tras la máscara del poder. El dramaturgo, con pluma afilada, desnudaba la hipocresía de quienes se erigían como herederos de la Revolución, mostrando la distancia abismal entre el discurso y la realidad.

La espera de siete años para la publicación de "El gesticulador", desde su escritura en 1937 hasta su edición en 1944, y los tres años adicionales para su estreno en 1947, son testimonio del impacto de la obra y la resistencia que generó en los círculos de poder. La andanada de críticas, calumnias y sabotajes que siguieron a su puesta en escena, lejos de silenciar la voz de Usigli, amplificaron su mensaje, convirtiendo la obra en un símbolo de la lucha contra la censura y la opresión. A pesar del reconocimiento internacional, con presentaciones en Argentina, Chile, Colombia, Estados Unidos, Polonia y Checoslovaquia, la obra y, en consecuencia, toda la producción literaria de Usigli, enfrentó un sistemático bloqueo editorial en su propio país. El Fondo de Cultura Económica, institución clave en la difusión del pensamiento mexicano, se convirtió en un muro infranqueable para el dramaturgo, un silencio que se prolongó por décadas.

La reedición de "El gesticulador" y "Ensayo de un crimen" por el Fondo de Cultura Económica, en el marco del 120 aniversario del natalicio de Usigli, representa no solo un acto de justicia histórica, sino también un reconocimiento a la vigencia de su obra. Las palabras de Alejandro Usigli, hijo del dramaturgo, arrojan luz sobre el espíritu crítico que animaba la creación de su padre: una crítica constructiva, dirigida a las estructuras de poder y a la herencia colonial que, como un lastre, impedía el desarrollo de una sociedad más justa e igualitaria. Esta crítica, lejos de circunscribirse a un periodo histórico específico, se extendía a la raíz misma de la identidad mexicana, cuestionando la simulación y la adopción acrítica de modelos foráneos.

"Estado de secreto", otra pieza fundamental en la trayectoria de Usigli, corrió la misma suerte que "El gesticulador", confirmando la incomodidad que generaba la obra del dramaturgo en ciertos sectores. Las advertencias de sus amigos, el estreno discreto en Guadalajara y la imposibilidad de un aplauso abierto reflejan la atmósfera de silencio y temor que imperaba en la época. El poder, representado por figuras omnipresentes, ejercía un control férreo sobre la libertad de expresión, sofocando cualquier voz disidente.

La recuperación de la obra de Rodolfo Usigli es una tarea imperativa para comprender las complejas transformaciones de la sociedad mexicana. Las conversaciones con el Fondo de Cultura Económica para la publicación de otros títulos, incluyendo la novela "Corona de luz", abren una ventana de esperanza para el rescate de un legado fundamental. La obra de Usigli, con su agudeza crítica y su profundo humanismo, sigue interpelando a las nuevas generaciones, invitándolas a la reflexión y al compromiso con un México más justo y auténtico.

Fuente: El Heraldo de México