
9 de abril de 2025 a las 03:50
Tony Blanco: Tragedia en Jet Set apaga estrella de MLB
Un silencio denso, casi palpable, se ha cernido sobre el mundo del béisbol. La trágica e inesperada muerte de Tony Blanco, un gigante dominicano que dejó su huella imborrable en los diamantes de Grandes Ligas y Japón, ha conmocionado a todos. A sus 43 años, en la plenitud de una vida que prometía aún más éxitos y alegrías, la fatalidad lo sorprendió en la discoteca Jet Set de Santo Domingo. El techo del local se desplomó, llevándose consigo la vida de Blanco y la del también exlanzador de Grandes Ligas, Octavio Dotel, entre otras víctimas, dejando un rastro de dolor y preguntas sin respuesta.
Para quienes lo conocieron, Tony era mucho más que un bateador de poder. Era un ejemplo de perseverancia, un hombre que desde las polvorientas calles de San Juan de la Maguana, su ciudad natal, soñó con llegar a lo más alto. Y lo logró. Con un bate en las manos, construyó una carrera que lo llevó desde las ligas menores de los Red Sox de Boston hasta las Grandes Ligas, vistiendo el uniforme de los Nacionales de Washington en su temporada inaugural. Aunque su paso por la MLB fue breve, dejó destellos de su potencial, de esa fuerza bruta que lo caracterizaba.
Pero fue en Japón donde Tony Blanco realmente brilló. En la tierra del sol naciente, encontró un segundo hogar y la oportunidad de consolidarse como una estrella. Con los Chunichi Dragons, los Yokohama DeNA BayStars y los Orix Buffaloes, demostró su valía con creces. Su temporada 2012 con los Dragons, en la que lideró la Liga Central con 39 cuadrangulares y 110 carreras impulsadas, quedará grabada para siempre en la memoria de la afición nipona. No solo por los números, sino por la pasión y la entrega que mostraba en cada turno al bate. Era un espectáculo verlo conectar esos batazos monumentales, que levantaban de sus asientos a los fanáticos y resonaban en los estadios japoneses.
Más allá de los títulos y las estadísticas, Tony Blanco será recordado por su humildad, su alegría contagiosa y su amor incondicional por el béisbol. Era un compañero ejemplar, un amigo leal y un ídolo para muchos jóvenes que soñaban con seguir sus pasos. Su sonrisa franca y su espíritu positivo iluminaban cualquier vestuario. Las redes sociales se han inundado de mensajes de condolencias, anécdotas y recuerdos que pintan el retrato de un hombre excepcional, cuya partida deja un vacío imposible de llenar.
La tragedia en la discoteca Jet Set ha dejado una herida profunda en el corazón de la República Dominicana. Mientras las autoridades investigan las causas del derrumbe, la comunidad beisbolística llora la pérdida de uno de sus hijos más queridos. Tony Blanco, el gigante de San Juan de la Maguana, se ha ido demasiado pronto, pero su legado de perseverancia, talento y pasión por el béisbol seguirá inspirando a generaciones futuras. Su recuerdo permanecerá vivo en cada jonrón, en cada batazo, en cada ovación que retumbe en los estadios del mundo.
Fuente: El Heraldo de México