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9 de abril de 2025 a las 09:20

México: ¿Regular el crimen?

La proliferación de letras que glorifican la violencia, el narcotráfico y la impunidad en ciertos géneros musicales, ha encendido un debate crucial en nuestra sociedad. Lejos de ser una simple expresión artística, estos "narcocorridos" y "corridos tumbados", como se les denomina, se han convertido en una poderosa herramienta de propaganda para el crimen organizado. No se trata de censurar la música, sino de analizar con responsabilidad el impacto que estos mensajes tienen, especialmente en la juventud.

Imaginemos a un joven vulnerable, inmerso en un contexto de pobreza y falta de oportunidades. Bombardeado constantemente con letras que ensalzan la riqueza fácil, el poder y la impunidad del narco, ¿cómo podemos esperar que no se sienta atraído por ese estilo de vida? Estos "corridos" no solo normalizan la violencia, sino que la convierten en algo aspiracional, presentando a los criminales como héroes y modelos a seguir.

La música, sin duda, es una fuerza cultural innegable. Tiene el poder de influir en nuestras emociones, pensamientos y comportamientos. Por eso mismo, debemos ser conscientes del potencial destructivo que conlleva la glorificación del delito. No se trata de coartar la libertad de expresión, sino de proteger a nuestra sociedad de la influencia nefasta de quienes utilizan la música para promover la violencia y el crimen.

Las medidas que se han tomado en algunas entidades federativas, como Jalisco, Aguascalientes y Chihuahua, son un primer paso importante. Sin embargo, es necesario ir más allá. Necesitamos una estrategia integral que involucre a todos los actores: autoridades, artistas, medios de comunicación y sociedad civil. Es fundamental promover una cultura de la legalidad y el respeto a la vida, a través de la educación, el arte y la cultura.

No podemos permitir que la música se convierta en un instrumento al servicio del crimen. Es nuestra responsabilidad proteger a las futuras generaciones de la influencia negativa de estos mensajes y construir un futuro donde la paz y la justicia sean los valores que prevalezcan. La apología del delito, disfrazada de arte, es una amenaza que debemos combatir con firmeza y determinación. No se trata de una simple cuestión de gustos musicales, sino de la seguridad y el bienestar de nuestra sociedad.

El debate no es sencillo. Algunos argumentan que se trata de una simple expresión artística y que cualquier intento de regulación atenta contra la libertad de expresión. Sin embargo, ¿dónde queda la libertad de las víctimas de la violencia? ¿Dónde queda el derecho de la sociedad a vivir en paz y seguridad? La libertad de expresión no puede ser un cheque en blanco para promover el delito y la impunidad.

Es necesario encontrar un equilibrio entre la libertad artística y la responsabilidad social. No se trata de censurar, sino de educar, de promover valores positivos y de ofrecer alternativas a la juventud. Debemos fomentar la creación de música que inspire, que promueva la paz y la justicia, que construya un futuro mejor para todos. La música es una herramienta poderosa, y debemos utilizarla para el bien, no para el mal.

La lucha contra la apología del delito en la música es una tarea compleja que requiere la participación de todos. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras la violencia y la impunidad se propagan a través de las ondas sonoras. Es hora de actuar con responsabilidad y compromiso para proteger a nuestra sociedad y construir un futuro donde la música sea un instrumento de paz y armonía.

Fuente: El Heraldo de México