
9 de abril de 2025 a las 21:00
Justicia para Carlota: ¿Doble rasero?
El silencio se cierne pesado en los pasillos del juzgado de Chalco de Covarrubias. Tras las puertas cerradas de la sala, el destino de Carlota N y sus hijos, Eduardo N y Mariana N, pende de un hilo. La juez Reyes Guadarrama ha decretado un receso, una hora que se estira como una eternidad para quienes aguardan con la respiración contenida el veredicto. ¿Doble homicidio? ¿Intento de homicidio? Las acusaciones pesan como losas sobre los hombros de esta familia, mientras afuera, el clamor popular se levanta como un escudo protector.
El tic-tac del reloj se mezcla con el ritmo insistente de los tambores. No son tambores de guerra, sino de solidaridad. Un grupo de personas se congrega a las puertas del juzgado, portando pancartas con mensajes de apoyo a Doña Carlota, como la conocen en el barrio. Sus rostros, curtidos por el sol y la preocupación, reflejan una mezcla de esperanza y rabia contenida. Cantan consignas, exigen justicia, pero sobre todo, reclaman la libertad de quien consideran una víctima de las circunstancias. Entre la multitud, las historias se entrelazan, tejiendo una red de apoyo que se extiende más allá de los muros del juzgado. Vecinos, amigos, familiares, todos unidos por una causa común: demostrar la inocencia de Carlota y sus hijos.
Las versiones sobre lo sucedido son contradictorias, alimentando un mar de especulaciones que se propaga como la pólvora en las redes sociales. ¿Fue en defensa propia? ¿Una terrible confusión? Las preguntas se multiplican, mientras la verdad permanece oculta tras el velo del proceso judicial. Lo que sí es innegable es el dolor que embarga a ambas partes, la tragedia que ha marcado sus vidas para siempre.
La figura de Arturo Santana, exdiputado e hijo de Carlota N, se recorta contra el gris del edificio. Su rostro, visiblemente afectado por la tensión, refleja la angustia de un hijo que ve a su madre enfrentarse a la justicia. Sus palabras, cargadas de emoción, resuenan con fuerza en el micrófono de los reporteros: "Por estar defendiendo un derecho, ahora se encuentra ella aquí adentro, cuando los verdaderos delincuentes están gozando de su libertad". Una declaración contundente que deja al descubierto la indignación de una familia que se siente víctima de un sistema injusto. Su presencia, firme e inquebrantable, es un testimonio del amor incondicional que une a esta familia en momentos de adversidad.
La hora del receso se agota. La tensión aumenta. El murmullo de la multitud se intensifica, como el preludio de una tormenta. La juez Reyes Guadarrama está a punto de pronunciarse. El destino de Carlota, Eduardo y Mariana está en sus manos. ¿Se hará justicia? La respuesta, inminente, se espera con la misma ansiedad con la que se espera el amanecer después de una larga noche de insomnio. En Chalco de Covarrubias, la justicia está a punto de dictar sentencia. Y el pueblo, expectante, aguanta la respiración.
Fuente: El Heraldo de México