
9 de abril de 2025 a las 12:25
Joy Laville: La gráfica de una vida en el Museo Nacional
Sumérjanse en el universo onírico de Joy Laville, una artista que transformó la quietud en poesía visual. La reciente retrospectiva "El mundo inmaterial", en el Museo Nacional de la Estampa (MUNAE), nos invita a un viaje íntimo a través de más de cien obras que desentrañan la magia de su proceso creativo. No se trata solo de una exhibición de grabados, sino de una ventana al alma de la artista, donde acuarelas, gouache y grafito danzan en un preludio a la estampa final. Imaginen la delicadeza del aguafuerte, la sutileza de la aguatinta de azúcar y la vibrante presencia del óleo, fusionándose para dar vida a piezas únicas, cada una un testimonio de la metamorfosis constante de la vida.
La curadora Lilia Prado nos guía a través de este fascinante recorrido, desvelando la profunda conexión entre la vida de Laville y su obra. El mar, testigo silencioso de su infancia y adolescencia, se convierte en un motivo recurrente, un eco de la serenidad que impregna sus creaciones. La figura de Jorge Ibargüengoitia, su compañero de vida, su hijo Trevor, la compañía fiel de un perro y la tranquilidad de un jardín, todos ellos nutren su imaginario y le otorgan una voz singular en el panorama artístico.
Recorrer la exposición es como adentrarse en un sueño. Espacios misteriosos, envueltos en una atmósfera de quietud y silencio, nos invitan a la contemplación. Las tonalidades suaves y apacibles, características de su paleta, nos transmiten una profunda sensación de paz. Cada elemento simbólico, cuidadosamente dispuesto en la composición, nos habla de las reflexiones y observaciones de Laville sobre la vida. Los aviones, conmovedora alusión a la partida de Ibargüengoitia; los jarrones, sutil metáfora de la dualidad masculina y femenina; el mar, recuerdo perenne de la infancia; y la naturaleza, fiel reflejo del viaje existencial.
La generosidad de su hijo, Trevor, nos permite apreciar 90 obras provenientes de su acervo personal, un tesoro invaluable que enriquece la muestra. Además, se exhiben los libros que Laville ilustró para Ibargüengoitia y la joya literaria "Cochabamba", de José F. Hernández, acompañada por primera vez de la obra original que la artista creó para su portada. Una oportunidad única para sumergirse en la sinergia entre la palabra escrita y la imagen, un diálogo artístico que trasciende el tiempo. No pierdan la oportunidad de visitar "El mundo inmaterial" y dejarse cautivar por la belleza serena y la profunda sensibilidad de Joy Laville, una artista que supo transformar la quietud en un lenguaje universal. Una experiencia que resonará en su memoria mucho después de haber cruzado el umbral del museo.
Fuente: El Heraldo de México