
9 de abril de 2025 a las 19:30
Freno a la narcocultura: cárcel por apología
Un manto de preocupación se extiende sobre la industria del entretenimiento en México. La propuesta del diputado Arturo Ávila Anaya de reformar el Artículo 208 del Código Penal Federal ha generado un intenso debate en torno a la libertad de expresión y la responsabilidad artística. La iniciativa, que busca sancionar con penas de cárcel la apología del crimen organizado en cualquier medio de expresión, desde series y películas hasta narcocorridos y videojuegos, ha polarizado la opinión pública.
Por un lado, se argumenta que la glorificación de la violencia y el narcotráfico contribuye a normalizar estas conductas, especialmente entre los jóvenes, quienes son particularmente vulnerables a la influencia de la cultura popular. Señalan el reciente incidente con la banda "Los Alegres del Barranco" y su homenaje a Nemesio Oseguera Cervantes, "El Mencho", líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), como un ejemplo claro del impacto negativo que este tipo de expresiones puede tener. La proyección de la imagen de un narcotraficante como figura de poder y admiración, argumentan, alimenta la romantización del crimen y desdibuja la línea entre la ficción y la realidad. Además, se destaca la necesidad de proteger a la sociedad de la influencia del crimen organizado, que utiliza la cultura popular como herramienta de propaganda y reclutamiento.
En la otra cara de la moneda, se levantan voces que defienden la libertad de expresión como un derecho fundamental. Argumentan que la propuesta de ley abre la puerta a la censura y la criminalización de la creación artística. ¿Dónde está el límite entre la representación de la realidad y la apología del delito?, se preguntan. Expresan su temor a que esta iniciativa pueda ser utilizada para silenciar a artistas críticos o para coartar la libertad creativa. Señalan que el arte, en todas sus formas, debe ser un espacio para la reflexión y el debate, incluso sobre temas incómodos como la violencia y el narcotráfico. Además, se cuestiona la efectividad de la medida, argumentando que la prohibición podría generar un efecto contrario, aumentando el morbo y la curiosidad por estos contenidos.
La discusión se centra en la delgada línea que separa la libertad artística de la responsabilidad social. ¿Cómo equilibrar el derecho a la expresión con la necesidad de proteger a la sociedad de la influencia del crimen organizado? ¿Es la cárcel la solución para combatir la apología del delito en la cultura popular? Estas son las preguntas que resuenan en el debate público, mientras la propuesta de ley continúa su curso en la Cámara de Diputados. El futuro de la industria del entretenimiento y la libertad de expresión en México penden de un hilo. El desenlace de esta historia está aún por escribirse. Las consecuencias de esta decisión, sin duda, marcarán un precedente en la relación entre el arte, la ley y la sociedad.
Fuente: El Heraldo de México