
9 de abril de 2025 a las 15:10
Encuentran sin vida a Vivian Karely en Culiacán
La desaparición y posterior hallazgo del cuerpo de Vivian Karely Aispuro Cabanillas ha conmocionado a Culiacán y reavivado la dolorosa realidad de la violencia de género en Sinaloa. La joven de 26 años, llena de vida y sueños, se desvaneció tras asistir a una fiesta en la colonia Villa Fontana, la misma colonia donde, dos semanas después, su cuerpo sería encontrado envuelto en plástico negro, un macabro recordatorio de la vulnerabilidad que enfrentan las mujeres en nuestro país. Imaginen la angustia de su madre, Rosa Lidia Cabanillas, quien durante esos quince días interminables recorrió calles, pegó carteles, imploró a las autoridades, aferrada a la esperanza de encontrar a su hija con vida. Cada día que pasaba, la esperanza se iba diluyendo, reemplazada por un miedo que se materializó con la confirmación de la peor noticia.
El caso de Vivian Karely no es un caso aislado. Es un eslabón más en la cadena de violencia que aprisiona a tantas mujeres. Un reflejo de la impunidad que permite que estos crímenes ocurran y que las familias de las víctimas queden sumidas en un dolor inconmensurable, exigiendo justicia en un sistema que a menudo parece sordo a sus reclamos. La marcha del 28 de marzo, con la imagen de Vivian impresa en pancartas y la voz de su madre resonando en las calles de Culiacán, fue un grito desesperado, un llamado a la conciencia colectiva. Las letras monumentales de la ciudad, intervenidas con sus fichas de búsqueda, se convirtieron en un símbolo de la ausencia, un recordatorio constante de que una joven llena de vida fue arrebatada de su familia y de su futuro.
¿Qué falló? ¿Dónde estuvieron las redes de apoyo que debieron proteger a Vivian? ¿Qué medidas se están tomando para que ninguna otra familia tenga que vivir este calvario? Estas son las preguntas que resuenan en la mente de la sociedad sinaloense, demandando respuestas y acciones concretas por parte de las autoridades. La Fiscalía General del Estado tiene la obligación de realizar una investigación exhaustiva, esclarecer los hechos y llevar a los responsables ante la justicia. No basta con la indignación momentánea, se necesita un compromiso real para combatir la violencia de género, para construir una sociedad donde las mujeres puedan vivir libres y seguras.
El silencio de la Fiscalía, hasta el momento, es ensordecedor. La falta de información sobre las circunstancias del crimen y los avances en la investigación alimenta la incertidumbre y la desconfianza. La familia de Vivian, y la sociedad en su conjunto, merecen saber la verdad. Merecen justicia. El feminicidio de Vivian Karely Aispuro Cabanillas no puede quedar impune. Su memoria debe ser un impulso para la acción, un catalizador para el cambio, para que ninguna otra mujer sea víctima de la violencia machista que sigue azotando a nuestro país. Es hora de que las autoridades asuman su responsabilidad y trabajen para erradicar esta terrible plaga que nos roba a nuestras hijas, hermanas, madres y amigas. Es hora de decir ¡Basta! y exigir un futuro donde las mujeres puedan vivir sin miedo.
Fuente: El Heraldo de México