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9 de abril de 2025 a las 22:45
El secreto mejor guardado de Cantinflas en Cuernavaca
A 32 años de la partida del inigualable Mario Moreno "Cantinflas", su legado continúa resonando, no solo por su inmortal aporte al cine y la comedia, sino también por las fascinantes historias que envuelven sus propiedades. Mucho se ha especulado sobre la mansión del cómico en Acapulco, un lugar que, según la leyenda urbana revitalizada por el creador de contenido Carlos Name, fue concebido como un "altar oceánico" dedicado a las sirenas, criaturas mitológicas que, al parecer, cautivaron la imaginación del actor hasta el punto de la obsesión. ¿Realidad o fantasía? La incógnita persiste, alimentando el misterio que rodea la figura de Cantinflas.
Más allá de las especulaciones sobre sirenas, existe otro espacio que atesora la memoria del comediante: su emblemática casa azul en Cuernavaca, Morelos. Adquirida en la década de los 50, esta casona de estilo colonial, ubicada en el corazón del Centro Histórico, frente al Mercado de Artesanías de Plata, es un verdadero ícono arquitectónico. Sus ventanas con marcos blancos, contrastando con el vibrante azul de sus muros, la hacen inconfundible para los transeúntes.
En aquellos años dorados, la residencia de Cantinflas se convirtió en un epicentro de la vida social y artística. El actor, ya consolidado como una estrella, recibía en su hogar a figuras de la talla de María Félix y Diego Rivera, transformando la propiedad en un espacio de encuentro entre el cine, el arte y la historia.
Precisamente, de la visita de Diego Rivera surgió una de las joyas más preciadas de la casa: el mural acuático "El árbol de la vida". Una obra maestra compuesta por mosaicos, la segunda de su tipo en México, que el muralista regaló a su amigo Cantinflas. Este mural, ubicado en la alberca del jardín, se ha convertido en un testimonio tangible de la amistad entre dos gigantes del arte mexicano.
Tras la muerte de Cantinflas, la casa experimentó diversas transformaciones. Funcionó durante un tiempo como el restaurante "Casa Rivera", en honor al muralista. Sin embargo, desde 2018, la casona ha abrazado su vocación cultural, renaciendo como el Museo Cassa Gaia. Abierto al público de martes a jueves, este espacio ofrece a los visitantes un recorrido por 10 salas, donde la historia y el arte se entrelazan. Pero sin duda, la joya de la corona sigue siendo el imponente mural de Diego Rivera, un recordatorio perenne del genio creativo y la amistad que unió a dos figuras legendarias de México. Visitar el Museo Cassa Gaia es, hoy en día, una experiencia obligada para quienes recorren Cuernavaca, una oportunidad de sumergirse en la vida y el legado de un ícono inolvidable: Mario Moreno "Cantinflas".
Fuente: El Heraldo de México