La angustia se apodera de Coacalco. La repentina desaparición de Brenda Geraldine Sosa Sánchez, una adolescente de tan solo 15 años, ha sumido a la comunidad en un profundo estado de preocupación e incertidumbre. El pasado 5 de abril, Brenda salió corriendo de su hogar en el Fraccionamiento Bosques del Valle, sin dejar rastro alguno que explique su huida. Desde entonces, el silencio se ha convertido en el peor enemigo de su familia, quienes se aferran a la esperanza de encontrarla sana y salva.

Las imágenes captadas por una cámara de seguridad del fraccionamiento muestran la desgarradora escena: Brenda, vestida con pantalón y blusa negros, sudadera gris y tenis, cruza la calle y, de pronto, comienza a correr con una desesperación palpable. En cuestión de segundos, desaparece de la vista, dejando tras de sí un mar de interrogantes. ¿Qué la impulsó a huir de esa manera? ¿A dónde se dirigía con tanta prisa? ¿Se encuentra a salvo?

La incertidumbre se agrava con el paso de las horas. La familia, con el corazón en un puño, ha emprendido una búsqueda incansable, recurriendo a las redes sociales y compartiendo la ficha de búsqueda emitida por las autoridades mexiquenses, quienes activaron la Alerta Amber ante el temor de que Brenda pueda ser víctima de algún delito.

La descripción de Brenda, una joven de complexión mediana, 1.64 metros de estatura, rostro ovalado, cejas semipobladas, nariz respingada, labios delgados y un lunar característico debajo del ojo derecho, se ha difundido por todos los rincones del Estado de México y más allá. Se ha hecho un llamado a la solidaridad ciudadana, instando a cualquier persona que tenga información sobre su paradero a que se comunique con las autoridades.

La comunidad de Coacalco se ha unido en torno a la familia de Brenda. Vecinos, amigos y conocidos se han sumado a la búsqueda, compartiendo la información en redes sociales, pegando carteles con su fotografía y organizando brigadas de rastreo en la zona. La solidaridad se ha convertido en un rayo de esperanza en medio de la oscuridad.

La desaparición de Brenda Geraldine Sosa Sánchez no es un caso aislado. La vulnerabilidad de los adolescentes, especialmente las niñas, es una realidad alarmante en nuestro país. Es crucial que las autoridades redoblen esfuerzos en la prevención y atención de estos casos, garantizando la seguridad y el bienestar de nuestros jóvenes.

Mientras tanto, la familia de Brenda se aferra a la esperanza y a la solidaridad de la comunidad. Cada minuto que pasa es una agonía, una lucha contra el tiempo y la incertidumbre. La pregunta que resuena en Coacalco y en el corazón de todos aquellos que siguen la historia de Brenda es: ¿dónde estás? La respuesta, aún esquiva, se espera con anhelo y desesperación. La búsqueda continúa, y la esperanza de encontrarla sana y salva se mantiene viva.