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9 de abril de 2025 a las 09:30

Descubre el Nearshoring

El mundo post-Guerra Fría se presentaba como un tablero de ajedrez donde la globalización era la reina, moviéndose con libertad a través de las fronteras. La caída del Muro de Berlín no solo derribó un muro físico, sino también las barreras comerciales, dando paso a un nuevo orden mundial donde la integración económica era la pieza clave. La Unión Europea, surgida de las cenizas de la Comunidad Económica Europea, se alzaba como un ejemplo de cooperación y crecimiento compartido, eliminando restricciones y tejiendo una red de interdependencia entre sus miembros. América del Norte, no ajena a esta corriente, firmaba el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), una promesa de prosperidad compartida entre México, Canadá y Estados Unidos. Este acuerdo, visto con optimismo en su momento, se presentaba como el motor de una nueva era de desarrollo regional.

Sin embargo, el panorama idílico comenzó a desdibujarse con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. El concepto de nearshoring, que había resonado con fuerza en los años previos, se convirtió en un susurro ahogado por la retórica proteccionista. La promesa de reubicar procesos productivos en países cercanos, con costos más bajos y acceso a mercados clave, se desvaneció ante la amenaza de aranceles e impuestos. El caso de Tesla en Nuevo León, México, se erige como un ejemplo palpable de la incertidumbre generada por las políticas de Trump. La construcción de la fábrica, un proyecto que prometía inversión y empleos, quedó inconclusa, víctima de un clima político enrarecido.

La imposición de aranceles a socios comerciales, incluyendo a los miembros del T-MEC (el sucesor del TLCAN), fue el primer golpe asestado por la administración Trump. Esta medida, presentada como una "declaración de independencia económica", buscaba proteger la industria local y el empleo estadounidense, pero a costa de desatar una guerra comercial con consecuencias globales. La respuesta de países como China y Canadá, con la imposición de aranceles recíprocos, agravó la situación, creando un clima de tensión e incertidumbre en los mercados internacionales.

Las bolsas de valores, termómetros sensibles de la economía global, reaccionaron negativamente ante la escalada proteccionista. Expertos y analistas, tanto dentro como fuera de Estados Unidos, advirtieron sobre los riesgos de una recesión económica a gran escala. A pesar de las presiones y las advertencias, Trump se mantuvo firme en su postura, defendiendo sus políticas como necesarias para la recuperación económica de su país.

El futuro del nearshoring, en este contexto, se presenta complejo y desafiante. Países como México, que veían en esta estrategia una oportunidad de crecimiento y desarrollo, se enfrentan ahora a un escenario incierto. La paradoja reside en que las decisiones de una sola persona, motivadas por una visión nacionalista y proteccionista, tienen el poder de afectar la economía global y el futuro de millones de personas. La interconexión de la economía mundial, que se había fortalecido durante décadas, se ve ahora amenazada por el resurgimiento de políticas proteccionistas, un fantasma del pasado que regresa para poner en jaque el frágil equilibrio del comercio internacional.

Fuente: El Heraldo de México