
9 de abril de 2025 a las 06:10
De la Fuente urge unidad en CELAC
La sombra de la incertidumbre económica mundial se cierne sobre América Latina y el Caribe, un escenario que exige, más que nunca, la unidad y la acción decidida de la CELAC. El llamado del canciller Juan Ramón de la Fuente resuena con fuerza en los pasillos de la IX Cumbre en Tegucigalpa: no es momento para la inacción, es tiempo de decisiones, de tejer acuerdos que blinden a la región de la vulnerabilidad que acecha.
La fotografía regional, descrita por De la Fuente, revela una realidad cruda: 180 millones de personas luchando a diario por cubrir sus necesidades básicas, una desigualdad lacerante que se convierte en caldo de cultivo para la inestabilidad. Ante este panorama, la creatividad diplomática se erige como herramienta esencial, un catalizador para encontrar soluciones conjuntas a retos compartidos como la migración y la seguridad.
El espíritu de transformación que impulsa el gobierno de México, bajo el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum, se presenta como un ejemplo de la voluntad de cambio que necesita la región. Un gabinete paritario, símbolo de inclusión y equidad, lidera un proceso de profunda renovación de la vida pública, un modelo que podría inspirar a otras naciones a emprender sus propios caminos hacia la justicia social.
No se trata, aclara el canciller, de alcanzar la unanimidad absoluta en todos los temas. La búsqueda de consensos, aunque parciales, se convierte en un objetivo primordial. La "Declaración de Tegucigalpa" se presenta como el documento que cristalizará la voluntad de integración y cooperación, un testimonio tangible de los compromisos adquiridos por los países miembros.
El pragmatismo debe guiar el diálogo político, dejando atrás las generalidades y las abstracciones que impiden avanzar hacia soluciones concretas. Las diferencias, inevitablemente, emergen en estos espacios de debate, pero la CELAC debe ser el foro para canalizarlas constructivamente, transformando la discrepancia en oportunidad.
La voz de México se alza con firmeza en rechazo a cualquier medida coercitiva unilateral. El respeto irrestricto a la autodeterminación, la soberanía y la integridad territorial de todos los países de la región se consagra como principio inviolable. La CELAC, en este contexto, se convierte en el espacio natural para abordar la migración desde una perspectiva humana, integral, responsable, segura y ordenada.
La mirada hacia el futuro se llena de optimismo con la próxima presidencia pro tempore de Colombia, un nuevo capítulo que se abre para la CELAC, cargado de expectativas y la esperanza de continuar construyendo una región más justa, solidaria y próspera. El tiempo apremia y la unidad se impone como la única vía para navegar en las turbulentas aguas de la incertidumbre global.
Fuente: El Heraldo de México