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9 de abril de 2025 a las 10:35

¿Bebe mucha agua tu perro? Descubre qué significa

La sed nocturna en nuestros perros, un tema que a menudo pasa desapercibido, puede ser una señal importante de que algo no anda del todo bien. Si bien es cierto que todos los seres vivos, incluidos nuestros compañeros caninos, necesitamos hidratarnos, un incremento notable en la ingesta de agua, especialmente durante las horas de descanso, debería encender nuestras alarmas. No se trata de alarmarse sin motivo, sino de estar atentos y comprender que la polidipsia, como se conoce a este aumento en la sed, puede ser un síntoma de diversas condiciones, algunas tan simples como un cambio en la dieta y otras más complejas que requieren atención veterinaria.

Como bien apunta la experta Alba Navas en ExpertoAnimal, el contexto es clave. Pensemos en un caluroso día de verano, después de un largo paseo por el parque. Nuestro perro, jadeante y feliz, buscará refrescarse bebiendo agua, y esto es completamente normal. Su cuerpo, al igual que el nuestro, utiliza el agua para regular la temperatura y recuperarse del esfuerzo físico. En estos casos, lo importante es garantizar que tenga acceso a agua fresca y abundante, e incluso considerar alternativas como el alimento húmedo, que aporta una hidratación extra. Sin embargo, si esta sed intensa persiste incluso en ambientes frescos y sin un incremento previo en la actividad física, es momento de prestar mayor atención.

El factor emocional también juega un papel importante. Al igual que las personas, los perros pueden experimentar estrés y aburrimiento, y estos estados emocionales pueden manifestarse de diversas maneras, incluyendo un aumento en la ingesta de agua. Imaginemos a un perro que pasa largas horas solo en casa, sin estímulos ni interacción. La ansiedad y la falta de actividad pueden llevarlo a desarrollar comportamientos compulsivos, como beber agua en exceso. En estos casos, la solución no está en restringir el acceso al agua, sino en enriquecer su entorno, proporcionarle juguetes interactivos y, sobre todo, dedicarle tiempo de calidad con paseos y juegos que lo mantengan física y mentalmente estimulado.

Ahora bien, si descartamos los factores ambientales y emocionales, la polidipsia nocturna puede ser un indicio de problemas de salud subyacentes. Infecciones urinarias, diabetes, enfermedad renal, incluso ciertos medicamentos, pueden provocar un aumento significativo en la sed. Las infecciones, por ejemplo, irritan el tracto urinario, provocando una necesidad constante de orinar y, consecuentemente, de beber más agua para compensar la pérdida de líquidos. En el caso de la enfermedad renal, la capacidad de los riñones para filtrar los desechos y conservar el agua se ve comprometida, lo que lleva a una mayor producción de orina y, por ende, a una mayor necesidad de beber.

Ante la duda, la mejor opción siempre será consultar con un veterinario. Un profesional podrá realizar las pruebas necesarias para determinar la causa de la polidipsia y establecer un plan de tratamiento adecuado. No debemos subestimar la importancia de la observación. Conocer los hábitos de nuestra mascota, estar atentos a cualquier cambio en su comportamiento y actuar a tiempo puede marcar la diferencia entre un diagnóstico temprano y una complicación mayor. Recordemos que nuestra responsabilidad como dueños va más allá de proporcionar alimento y refugio; se trata de brindarles el cuidado y la atención que necesitan para vivir una vida plena y saludable.

Fuente: El Heraldo de México