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10 de abril de 2025 a las 01:30

Alerta sísmica en Parque Molinos

La tierra bajo nuestros pies, en el corazón de la Ciudad de México, guarda secretos que apenas comenzamos a desentrañar. Un equipo de investigadores del prestigioso Instituto de Ingeniería de la UNAM se ha embarcado en una misión crucial: comprender la dinámica de la falla Plateros-Mixcoac, una fractura geológica que ha despertado inquietud tras una serie de sismos registrados entre diciembre de 2023 y enero de 2024. Imaginen la precisión milimétrica con la que se trabaja: un sensor, a 100 metros de profundidad en el Parque de Molinos, actúa como un oído gigante, atento a los susurros de la tierra. A su alrededor, una red de sismógrafos se extiende como una tela de araña a lo largo de Mixcoac, desde Barranca hasta Nonoalco, capturando cada temblor, cada vibración, por mínima que sea. Esta red, estratégicamente dispuesta en línea recta y a gran profundidad, no es un simple conjunto de aparatos; es una ventana al interior de la tierra, una herramienta que nos permitirá comprender con mayor exactitud la naturaleza de los sismos locales, especialmente aquellos que se originan en la enigmática falla Plateros-Mixcoac.

El epicentro de esta investigación se sitúa en un punto preciso: la esquina de Periférico y Molinos, en la colonia Mixcoac, Alcaldía Benito Juárez. Allí, en el Parque de Molinos, el sensor a 100 metros de profundidad se convierte en el protagonista de esta historia, un vigía silencioso que registra cada movimiento telúrico. Los 23 eventos sísmicos registrados entre el 3 de diciembre de 2023 y el 10 de enero de 2024 en las alcaldías Magdalena Contreras y Álvaro Obregón, todos ellos con origen en la falla Plateros-Mixcoac, han encendido las alarmas y motivado la profunda investigación que, desde febrero de 2024, llevan a cabo los expertos de la UNAM. No se trata solo de registrar los sismos, sino de entender qué los provoca, cuál es su magnitud real y, lo más importante, qué podemos hacer para mitigar sus efectos.

La falla, una cicatriz en la corteza terrestre, se extiende desde el poniente de Anillo Periférico, serpentea a lo largo de la avenida Revolución y continúa aproximadamente 300 metros hacia el este. Pero lo que vemos en la superficie es solo la punta del iceberg, la manifestación visible de una fractura que se adentra en las profundidades de la tierra. Por eso, los investigadores utilizan una batería de instrumentos para explorar el subsuelo, buscando desentrañar los misterios que se ocultan bajo nuestros pies. La profundidad de la falla es aún una incógnita, un enigma que los científicos se afanan por resolver. Cada dato, cada medición, cada análisis nos acerca un poco más a la comprensión de este fenómeno geológico.

La UNAM, con su reconocido prestigio en investigación científica, ha planteado una hipótesis sobre la reactivación de esta falla, a la que han denominado Plateros-Mixcoac. Se cree que la acumulación de tensión en la región, sumada al hundimiento del Valle de México y a la recarga del acuífero en la Sierra de las Cruces, que alimenta a la zona metropolitana, podrían ser los factores desencadenantes de esta actividad sísmica. Es un complejo rompecabezas geológico, donde cada pieza —la tensión acumulada, el hundimiento del valle, la recarga del acuífero— interactúa con las demás, generando un delicado equilibrio que, al romperse, puede manifestarse en forma de temblores. La investigación continúa, y cada día nos acercamos un poco más a la comprensión de las fuerzas que se esconden bajo la superficie de nuestra ciudad, permitiéndonos estar mejor preparados para afrontar los retos que la naturaleza nos presenta.

Fuente: El Heraldo de México