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10 de abril de 2025 a las 01:25
Adiós al Saxo de Santo Domingo
La música se silenció abruptamente. El ritmo vibrante del merengue, que momentos antes llenaba la pista de la icónica Jet Set, se transformó en un grito desgarrador. El polvo y los escombros se convirtieron en el telón de una tragedia que nadie esperaba, que nadie podía imaginar. Un lunes más en la Jet Set, un lunes que prometía la alegría y la descarga habitual, se convirtió en la noche más oscura de la historia de este emblemático local. Casi cinco décadas de música, baile y encuentros, sepultados bajo el peso de un techo colapsado.
La noticia corrió como pólvora. De los susurros incrédulos se pasó al horror confirmado. El nombre de Rubby Pérez, sinónimo de fiesta y alegría, ahora asociado a una tragedia inimaginable. No solo la figura del merenguero, sino también la de su saxofonista, Luis Emilio Solís Encarnación, "Chican", un talentoso músico que dejó su natal El Cercado para perseguir su sueño en los escenarios de la capital. Un sueño truncado por el cruel destino. El dolor en su comunidad, una comunidad pequeña y unida, es palpable. "Chican", el profesor de matemáticas, el músico apasionado, se convirtió en un símbolo de la pérdida, un recordatorio de la fragilidad de la vida. Sus clases, sus solos de saxofón, su presencia, un vacío que resonará por mucho tiempo.
La tragedia extiende sus tentáculos más allá del ámbito musical. Figuras conocidas, rostros familiares, también se cuentan entre las víctimas. Nelsy Cruz, gobernadora y hermana del beisbolista Nelson Cruz, Martín Polanco, el diseñador que vestía a la élite con su inigualable estilo, Octavio Dotel, quien dejó el diamante de béisbol para enfrentar un destino impensado. Sus historias, sus legados, interrumpidos por una noche fatídica.
La Jet Set, testigo de innumerables celebraciones, ahora es un mausoleo de recuerdos. Sus paredes, que vibraron al ritmo de generaciones, ahora guardan el silencio de la muerte. El escenario, que tantas veces vio brillar a artistas nacionales e internacionales, ahora está cubierto por los escombros de un sueño roto. Los "Lunes de Jet Set", antes sinónimo de alegría y desenfreno, ahora evocan una imagen desoladora.
Mientras los equipos de rescate trabajan incansablemente entre los escombros, buscando sobrevivientes y recuperando cuerpos, la República Dominicana se une en un abrazo colectivo de dolor. La investigación sobre las causas del colapso apenas comienza, pero la herida ya está abierta. La pregunta que resuena en cada rincón del país es ¿cómo pudo suceder? ¿Qué falló? La búsqueda de respuestas es imperativa, no solo para hacer justicia a las víctimas, sino para evitar que una tragedia de esta magnitud se repita.
Este no es solo el luto de las familias que perdieron a sus seres queridos, es el luto de una nación que ha perdido un ícono, un espacio de encuentro, un pedazo de su historia. La música enmudeció, la alegría se apagó, pero la memoria de las víctimas, de "Chican", de Rubby, de Nelsy, de Martín, de Octavio y de todos los que perdieron la vida en la Jet Set, seguirá viva en el corazón de la República Dominicana.
Fuente: El Heraldo de México