La música dominicana está de luto. Una tragedia inimaginable ha silenciado una de las voces más emblemáticas del merengue: Rubby Pérez. El escenario que tantas veces lo vio brillar, se convirtió en el triste testigo de su partida. El desplome del techo de la conocida discoteca Jet Set, en Santo Domingo, apagó la luz de este gigante de 69 años, dejando un vacío imposible de llenar en el corazón de sus seguidores y en la historia de nuestro ritmo.

La noticia, que inicialmente se centró en el derrumbe de la estructura la mañana del martes 8 de abril, cobró una dimensión aún más dolorosa horas después, al confirmarse la presencia de Rubby Pérez entre las víctimas. La esperanza se aferró a la noticia de que seguía con vida tras el colapso, pero el destino, cruel e implacable, tenía otros planes. Su hija, Zulinka Pérez, con el corazón destrozado, confirmó la triste noticia: su padre no pudo resistir las heridas y falleció entre los escombros.

Las redes sociales, convertidas en un improvisado altar virtual, se inundaron de mensajes de dolor y despedida. Un video, que ahora se repite una y otra vez con una mezcla de asombro e incredulidad, muestra los últimos instantes de Rubby Pérez sobre el escenario del Jet Set. Se le ve radiante, entregando su alma a la música, ajeno a la tragedia que se cernía sobre él. Segundos después, la imagen se corta abruptamente, dejando un silencio que retumba con la fuerza de mil tambores rotos.

La última publicación del artista en Instagram, un breve video de una presentación reciente, se ha convertido en un punto de encuentro para sus fans, quienes dejan mensajes desgarradores, recordando su talento, su carisma y su inigualable entrega al merengue. El periodista Ernesto Buitrón confirmó que la grabación fue realizada en el camerino del mismo Jet Set, minutos antes de la fatídica presentación. En las imágenes, se ve a un Rubby Pérez lleno de vida, caminando hacia el escenario, listo para encender la noche con su música. Ironías del destino.

Rubby Pérez, más que un cantante, era un símbolo. Su voz, potente y llena de sentimiento, resonaba con la alegría y la pasión del pueblo dominicano. Éxitos como "Y no voy a llorar", "Sobreviviré" y "Enamorado de ella" son himnos que han acompañado generaciones, canciones que ahora se escuchan con un nudo en la garganta, con la tristeza de saber que la voz que las dio vida ya no está.

Su legado, sin embargo, permanece intacto. Su música seguirá sonando en cada rincón del país, en cada fiesta, en cada corazón que vibró al ritmo de su merengue. Rubby Pérez, el gigante de la música dominicana, se ha ido, pero su voz, su alegría, su pasión, vivirán por siempre en la memoria colectiva. Descanse en paz, maestro.