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9 de abril de 2025 a las 00:25

ONU vs México: ¿Quién tiene la razón?

La tensión se palpaba en el aire. El eco de las palabras de Fernández Noroña aún resonaba en el hemiciclo del Senado, cargadas de una indignación que no convencía a todos. Su defensa a ultranza del gobierno federal ante las acusaciones del Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU, calificando las declaraciones de Olivier de Frouville como "irresponsables y temerarias", dejaba un sabor amargo en la boca de muchos. ¿Acaso se podía tapar el sol con un dedo? La crisis de desapariciones en México era una herida abierta, un clamor silencioso que atravesaba el país de norte a sur.

La mención de los sexenios del PRI y el PAN como responsables de las desapariciones forzadas, lejos de apaciguar los ánimos, encendió la mecha de la oposición. Carolina Viggiano, con la voz firme y el rostro marcado por la indignación, no dudó en tildar la postura de Noroña como ruin y mentirosa. Un intento, a su parecer, de desviar la atención del problema actual, de eludir la responsabilidad que le correspondía al gobierno en turno. El debate se tornaba cada vez más áspero, las acusaciones cruzaban el hemiciclo como dardos envenenados.

La intervención de Marko Cortés, senador del PAN, añadió otra capa de complejidad al asunto. Su relato del encuentro con las madres buscadoras, mujeres valientes que se negaban a rendirse en la búsqueda de sus seres queridos, ponía de manifiesto la cruda realidad: la desesperanza de quienes tocaban las puertas de las fiscalías y la Comisión Nacional de Derechos Humanos sin obtener respuestas. Sus palabras resonaban con la fuerza de la verdad, con el dolor de quienes habían perdido la fe en las instituciones. La esperanza, mencionaba Cortés, se depositaba ahora en la ONU, en la posibilidad de una investigación imparcial que arrojara luz sobre el oscuro panorama de las desapariciones en México.

La solicitud de información del Comité de la ONU se convertía así en el epicentro de la tormenta política. ¿Cooperaría el gobierno federal con la investigación? ¿Se abrirían las puertas a la verdad? La incertidumbre se cernía sobre el Senado, mientras las familias de los desaparecidos seguían esperando, aferradas a la tenue llama de la esperanza. La batalla por la verdad apenas comenzaba. El clamor por justicia seguía resonando en las calles, un grito desgarrador que exigía ser escuchado. La pregunta seguía en el aire: ¿cuántos más tendrán que desaparecer antes de que se haga justicia?

Mientras tanto, la sociedad civil, observadora atenta de este drama político, se preguntaba qué consecuencias tendría este enfrentamiento. ¿Se abriría un nuevo capítulo en la lucha contra la impunidad? ¿O se seguiría enterrando la verdad bajo el peso del silencio y la indiferencia? El futuro del país, en gran medida, dependía de la respuesta a estas preguntas. La herida de las desapariciones seguía abierta, supurando dolor e indignación. Y la búsqueda de la verdad, como un faro en la oscuridad, seguía guiando los pasos de quienes se negaban a olvidar.

Fuente: El Heraldo de México